Pulsa Play y oirás... - Gardens in the Rain - Claude Debussy
Siempre haces lo mismo. Te vas, y yo me quedo encerrado en el escritorio de tu casa, solo, vomitando todo lo que llevo dentro, directo a las teclas, golpeándolas con fuerza, a veces no tanto, a veces deposito los dedos sobre ellas, suaves, como si fuesen las negras de un piano al final de una polonaise de Chopin, como si estuviera tocando con ellos mis centímetros favoritos de tu piel.
Siempre haces lo mismo. Te vas y me dejas solo de noche. Escribiendo. Esperando tu regreso. Y a las tantas de la madrugada, cuando ya las cigarras se han quedado sordas y el silencio es como una fina capa de menta y chocolate, oigo tus llaves. Entras, a oscuras, y rompes esa capa, y te detienes en el pasillo, sin decir nada. Entonces me miras. Y lo vuelvo a ver en tus ojos, vienes con dos copas de más, casi desmaquillada y con el pelo alborotado. Vienes como eres, como me gusta, con ese ronronear... Vienes con tu coño hambriento de orgasmos.
Te acercas, me acercas la catedral de tu cuerpo. Te subes el vestido y en dos movimientos te quitas las bragas. Te sientas sobre mí, a horcajadas, y tus brazos comienzan a rodear mi cuello. Entonces llevo mis dedos a tu boca, comes, luego los hago descender, y como de ti. Te comen. Entera. Comenzando por mis centímetros favoritos de tu piel.
Luego te tumbo sobre el escritorio y sigo escribiendo de forma frenética, sobre ti. Esta noche va a ser larga.
Siempre haces lo mismo. Te vas... y vienes así. Nunca dejes de hacerlo. Me atrapas.