... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Sutil Advertencia

(Pulsa play, es una de las canciones que suelo ponerme mientras estoy metido en la sala de fitness)


 
(Savin´ Me - Nickelback)


Bueno, ya está. ¿Duele? Todavía no ¿verdad? Venga, hombre, que tú lo puedes soportar, que no se diga que no haces ejercicio. Comencemos:

Me han dicho que te gusta la rubita de los leggins negros. Sí, esa que tiene... ¿Cómo lo has descrito tú antes? Ah, sí, una sonrisa que haría resucitar al mismísimo Ramsés II ¡Qué culto eres! ¿Sabías que hace poco han descubierto que los egipcios no usaron esclavos para levantar sus pirámides? Las levantaron ellos solitos, fíjate cuánta piedra. Así que tú no deberías tener problemas en soportar esto. Sólo son sesenta y cinco kilos ¿Cómo? ¿Que tú acostumbras a levantar cincuenta? Yo ya lo sabía.

¿Sabes? Esa rubita, la de los leggins, tiene unas tetas impresionantes ¿verdad? No me digas que no te has fijado en las marcas que dejan sus pezones bajo su camiseta sudada ¿Qué? ¿Cómo que no? ¡No me mientas, joder! ¡No me mientas!.

Así me gusta, que asientas, que reconozcas lo buena que está. Y eso que ya supera los cuarenta ¿eh? Vamos, que incluso podría ser tu madre ¿No te da vergüenza?.

Venga, ya te dejo, espero que lo hayas entendido, chaval. Te quito esto de encima ¿vale? Pero tú deja a la rubita en paz, que bien podría ser tu madre...
... o la mía, o la mía...
... ¿capisce?

-.-

Una compañera de sala con sus ejercicios, un chico que se le acerca, charlan, ríen... y mi imaginación se dispara. Lo normal. Buenos días a todos, me voy al gimnasio.

*Ah, y la foto no la hice yo, no. Es de aquí.

Ajuste de Cuentas


"Entonces oí una voz que decía:
¡Honrad al altísimo poeta,
retorna su sombra, que partida era!"
La Divina Comedia. El Infierno, Canto IV. Dante Alighieri

"Me van a matar. La gente, ajena a lo que va a ocurrir, deambula con los cuellos de sus abrigos levantados y las manos metidas en los bolsillos por la Calle Gibson en esta fría tarde del mes de Octubre. Unos pájaros aterrizan en la cornisa de un balcón cercano y toman asiento en silencio para presenciar el espectáculo final. Me van a matar.

Cuando salga por la puerta cruzaré la calle en dirección a la parada del 21, entonces un rumano se cruzará en mi camino y me echará el brazo al cuello, luego me clavará un cuchillo en el estómago y me susurrará al oído el nombre de mi verdadero asesino mientras termina de rajarme y mis intestinos se desparraman en cascada sobre la acera, como un gigantesco plato de espaguetis.

Parte del dinero que le han pagado lo habrá enviado a su país para que su hijo pequeño se vista y no pase hambre durante los próximos cinco años en las calles de algún barrio de Sulina.

Para cuando yo haya dejado de respirar tú ya te habrás asomado al escaparate del Mozart Cafe, alertada por los gritos de la gente, y una hora más tarde -cuando recojas las mesas- encontrarás esta nota, y recordarás la sonrisa que te regalé mientras yo escribía estas palabras y tú me servías una taza de café. Tócala. Sentirás bajo las yemas de tus dedos que aún guarda en sus bordes el último calor que desprendieron mis labios"

-.-

Este es el primer círculo de los nueve de la serie Dante´s Inferno. Los relatos se irán acumulando en un apartado que he habilitado en el lateral del blog.

*foto de aquí

Mientras Duermes


Te miro desde mi lado de la cama, mientras duermes de nuevo y mis libretas yacen volcadas, muertas en el suelo. La habitación de este hotel es tan pequeña que a duras penas cabe la cama. La elegí por eso, porque no necesitamos nada más que el campo de batalla que nos ofrecen las sábanas.

Te follé hace una hora, tú dormías de espaldas y yo aprovechaba para rematar otro de mis relatos. Siempre me dices que te resulto atractivo mientras escribo, por eso lo hago cuando no me miras, porque odio que me digas eso; porque escribir es una de las cosas que se deben hacer en solitario, como cuando vas al baño.

A mí me pone verte dormida, por eso cambié mi libreta por tus nalgas, como si fuese un animal asustado que huye de una tormenta nocturna. Y tú te despertaste entre jadeos al sentirme encima, buscándote, y dentro de ti, ahogándome.

Derramamos caricias, derramé mis manos por tus cabellos, derramé sudor, derramaste tu saliva sobre la almohada...
... y la noche murió  para ti en el momento en que agarraste el filo de las sábanas con tanta fuerza que la piel de la Tierra se quebró en los pedazos de tiempo que nos restaban.

*foto de aquí

El Buick amarillo del 53


"En medio del camino de nuestra vida
me encontré por una selva oscura,
porque la recta vía era perdida."
La Divina Comedia. El Infierno, Canto I. Dante Alighieri

El Buick del 53 llegó al final del carril de aceleración y se incorporó a la autopista en el momento justo en que comenzaban a caer las primeras gotas. El coche tenía los retrovisores plateados y era de un color tan amarillo que dolía mirarlo. Al final de la autopista, las nubes -que parecían caer como una cortina desde lo más alto del cielo hasta la línea del horizonte- eran de un gris plomizo y pesado, idénticas al asfalto.

Si pudiéramos volar y nos alzásemos un kilómetro sobre el suelo para mirar abajo el Buick parecería una cápsula de Tadalafil en mitad de un gran charco de agua sucia, avanzando a toda velocidad hacia el borde del Abismo.

Cuando el vehículo alcanzó las cien millas por hora la carrocería comenzó a temblar. La lluvia y los rayos se precipitaron sobre él. Dentro, un individuo con unas gafas de sol de Armani no soltaba las manos del volante y pisaba el acelerador aún más mientras todas las emisoras de radio seguían retransmitiendo en directo:

"Atención, se ha visto a Dios conduciendo un Buick de color amarillo del 53 por la TR-28, se dirige a la Tormenta, al parecer con intenciones claras de dejarnos. Por favor, los conductores que se lo encuentren traten de detenerlo a toda costa"

El conductor del Buick sonrió, se ajustó con un dedo sus gafas, insertó un viejo cassette y la música comenzó a sonar...


 
(Day Tripper - The Beatles)

... luego pisó a fondo el acelerador. Segundos más tarde el vehículo desaparecía tras la cortina.

-.-

Vuelvo a Scriptoria, os empezaré a leer poco a poco. Este texto es el vestíbulo de una serie de relatos que agruparé bajo el nombre de Dante´s Inferno. Más en el primer comentario.

*foto de aquí