... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Vacaciones y Scriptoria.es

foto de aquí
Voy a estar una semana de vacaciones en el lugar de la foto, pasándolo entre familia y amigos y recibiendo al Nuevo Año... volveré a Madrid con renovadas ilusiones y nuevos destellos de lo que yo llamo lucidez (a veces) ;) para poder seguir escribiendo mis historias, darles forma y poder seguir compartiéndolas con todos vosotros.

Mi amigo Pedro me ha regalado el dominio del blog...
Así que es un placer anunciaros que http://www.scriptoria.es ya está activo.

Sed prudentes en la carretera y Feliz Año.

Abrazos.
AdR

Para aquellos que me toman por loco

El otro día iba yo, muy temprano, para el metrodemadridvuela y se me iban ocurriendo cosas, historias, dimes y diretes y otras hierbas, todo a la vez, para mi novela y/o para Scriptoria. Y yo me decía:

- No, esto no, esto para la novela, esto para Scriptoria pero en forma de relato... ¿o en post simplemente? ¡Ay, coño, qué lío! Se me va a olvidar, verás.

Pero me lo decía en voz alta, no callando; camino del metro que iba, y la gente mirándome como si fuese un loco ¿Pero si llevo mi levita vaquera marrón? ¿Cómo me puede alguien tomar por loco cuando voy vestido con ella? ¡Aunque hable en voz alta! ¡Si estoy guapísimo!

Pues nada, la gente mirándome. Y un frío mañanero que arreciaba que no veas... que me hacía cerrar los ojos, y los personajes de mi novela pegaditos a mí, buscando cobijo y calorcito humano. Y yo lo único que quería era que no me empujasen mucho, que si lo hacen las ideas se derraman de mi cabeza y se pierden por la acera, porque eso sí, cuando una idea cae al suelo desaparece para siempre.

Al meterme en el ascensor para bajar al andén dice una señora:

- Hola.
Y yo callado, claro, para que no se me derramasen las ideas; cuando me pasa eso, lo del torbellino, no quiero que me molesten. La señora me mira con cara de "Hola ¿no?". Y yo digo:

- Hola, sí.

Y por poco se me cae una idea escurridiza, muy buena, la madre que la parió, a la idea no a la señora, que no tiene culpa de que yo esté así... pero loco no, eso quiero que conste en acta.

Así que si algún día os encontráis con un tipo que escribe con un boli negro sobre esta libreta (regalo de mi amiga Pilar*) en algún vagón de la línea 1 no se trata de un demente, soy yo, que estoy metido en el paritorio. Pero tratándose de vosotros, aunque me veáis con la mirada perdida, me podéis saludar. Os diré:

- Hola, sí.

* Aquellos que quieran ver el espacio de Pilar debeis tener una cuenta de Hotmail.

Lo más bonito

"Un nublado día de Octubre de 1979 mi padre dijo que ya podíamos volver a casa. Mi madre había regresado del hospital. Me cogió de la mano y salimos de la casa de mis abuelos. Minutos más tarde estábamos subiendo los últimos peldaños de la escalera de nuestro piso del tercero. Se paró tras abrir la puerta y me indicó que ya podía entrar a ver a mi madre. Corrí por el pasillo hasta llegar a la salita. El sofá era de esponja, forrado con una tela marrón y con dibujos de color naranja y vainilla que formaban un enorme campo de flores, los desnudos brazos del sofá eran de madera. Era el mismo sofá donde mis padres habrían hecho el amor, con toda probabilidad, decenas de veces antes de que mi hermana y yo llegásemos a nuestro mundo.
Pero ahora en ese mismo sofá, y coronadas por una aureola de claridad que penetraba por la ventana, podía ver recortados los contornos de las figuras de mi madre y de mi hermana pequeña, acunada entre sus brazos. Me acerqué con sigilo y me coloqué de pie, frente a ellas. Mi madre se inclinó y me dio un beso, luego me dijo: “Mira, esta es tu hermana... ¿te gusta?”. Yo asentí sin pronunciar palabra mientras la miraba dormir, con su ropa blanca y menuda, su cara regordita, su naricilla respingona, su frente despejada y su cabeza redondita y pelona. Sus manos eran diminutas, una de ellas abierta con sus dedos pequeños, largos y delgados, y la otra cerrada como si tuviese cautivo un pajarillo que no quiere dejar escapar. Sonreí y pensé que era lo más bonito que podía llegar a contemplar de este mundo... y era mi hermana".

Capítulo V extraído de El Mundo donde Vivo, 2004.
Foto: Anne Geddes

Un escritor... ¿nace o se hace?

Habrá opiniones de todo tipo pero para mí, lo tengo muy claro, un escritor no nace. Un escritor se hace.

Y es que se puede nacer ya con un título nobiliario o con una herencia multimillonaria y no tener el suficiente talento, ni saber buscarlo, para poder hilvanar un relato de dos páginas, aunque sea una historia propia... una que casi haya nacido contigo.

Ahora que estoy en ello también se podría nacer escritor, pero si se da el caso sería escritor de una sola historia, que también los hay. Son escritores que tienen en su poder una historia fantástica, que suele ser personal y única... y una vez la sueltan al papel se quedan vacíos.

Supongo que esa sensación, la de sentirse vacío, debe ser parecida a los vértigos que sufrimos al acabar cualquier relato o novela ¿Quién no los ha experimentado?.

Sigo creyendo que un escritor se hace. Hay miles de recursos para escritores colgados por internet, hay miles de trucos, vericuetos y recetas para tejer historias o sacar más provecho de nuestro vocabulario escrito. Todos nos sirven de mucho y de nada.

Pero sigo pensando que, con todo eso, hay algo más... una esencia, un karma, una musa asignada a nuestro nombre, una habilidad específica, un soplo vital, una visión diferente de todas las cosas... algo que, unido a esos recursos, nos pertenece a cada uno y que nos puede diferenciar del resto; algo que nos hace reconocer a los buenos escritores de los escritores de una sola historia nada más, de los que son incapaces de sentir la necesidad de plasmar las palabras de su historia en el papel pero sí de contártela (como mi padre o mi abuela).

Los personajes de mi novela siguen esperándome y adaptándose a mi ritmo. No les queda otro remedio.

Y yo me pregunto...
¿Seré yo un escritor de una sola historia? ¿Pariré mi novela y me quedaré vacío?

Mi proyecto tiene mucho de mí, de lo vivido, y mucho más del juego y del devaneo con el engaño. El tiempo será el único oráculo que me curta en el humilde oficio de la escritura y me desvele mi propia identidad :)

Amenaza Nuclear

Foto de aquí

La segunda mitad del 2004 fue un año bastante productivo para mis escritos. A finales de ese año escribí El mundo donde vivo. Una especie de recopilación de recuerdos verídicos sin orden ni concierto y divididos por capítulos. Me salto las reglas que me impuse al abrir Scriptoria (me dije que no pondría relatos aquí) y reproduzco uno de ellos (los más personales los guardo para más adelante):

"Resulta curioso cómo el mundo que podemos percibir crece conforme nosotros mismos vamos progresando con él, en el tiempo y en conocimientos. Tendríamos unos nueve o diez años cuando en el colegio El Batuta nos explicó lo de Gadaffi. Aún así no conseguíamos entender muy bien qué era eso de la OTAN, las bases militares, los Estados Unidos y la consiguiente amenaza nuclear para el país. Lo que sí logró fue meternos el miedo en el cuerpo porque, cuando hablaba, El Batuta en eso era el mejor. Pero, créanlo, era (y seguirá siendo toda su vida) un profesor ejemplar. Incluso cuando te felicitaba por lo bien que lo hacías no conseguías parar los temblores... Pero, bueno, minucias aparte ¡qué gran maestro!.

Aunque hable así de él aún no ha muerto, no se crean, le debe quedar cuerda para rato. Hace unos meses fueron las fiestas del pueblo y lo vi junto a su mujer, ya está muy mayor aunque todavía conserva esa aura de temeridad, tan propio de él.


Nadie pudo saber nunca cómo venía vestido al colegio El Batuta. Hay quienes dicen que ya venía con esa bata blanca y con las gafas oscuras desde su casa, que no se las quitaba ni para dormir. Lo cierto es que todos nos quedábamos mirándole anonadados si lo veíamos los fines de semana paseando por las calles del pueblo (sin bata pero con las mismas gafas de siempre) y con su esposa agarrada del brazo.

Es cierto que cuando acabas todos los estudios miras atrás y piensas que hay muy pocos profesores que realmente hayan dejado huella sobre uno... El Batuta fue uno de ellos (o quizás el único) y lo de la amenaza nuclear siempre lo vimos como uno de sus cuentos de terror perecedero."

Capítulo VIII extraído de El Mundo donde Vivo, 2004.

Literatura en todas partes

foto de aquí
Hace un tiempo que conozco el espacio Botxo Follies, de una compañera en esto de escribir blogs.
Me interesa porque habla de cocina, arte y literatura, entre otras cosas muy interesantes. Y entre sus líneas también se puede vislumbrar un atisbo de su personalidad, o mucho (como en todos los blogs, supongo).

A mí me gusta leer artículos y sacar de ellos lo que me interesa, que no siempre es el tema principal de cada escrito. Y en este post Camille escribió muchas cosas sobre la carolina, un exquisito pastel, y entre todo lo que dijo se puede leer esto:

"...Todo esto lo recuerdo de memoria porque hace dos años y dos meses que no pruebo una. La última la comí el día del funeral de mi padre. Mi hermano compró una carolina para cada uno. Fue un pequeño homenaje, pero a todos se nos atragantó un poco el pastel"

Sencillo ¿verdad?. Pero único. Le conté que era el párrafo que más me gustaba y que se elevaba a literatura pero ella me dijo que la sobrevaloraba :)

A Camille le tengo que dar las gracias porque, sin quererlo, me ayudó a encontrar mi definición para la palabra literatura.

Como ya comenté en tu blog:

- Literatura es cuando tú sientes que hay algo que no se dice detrás de una frase sencilla.

Y en ese párrafo tú escribes muchas frases sencillas que esconden muchos sentimientos.
Un abrazo amiga ;)