... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

El Fantasma de Silver Place

(Ya sabes... Apunta al play y dispara, vaquer@)

Música: Man with Harmonica (Ennio Morricone)

Aún no se había apretado un sólo gatillo en la calle principal de Silver Place pero, al respirar, el aire ya quemaba a fuego y a pólvora. Una repentina corriente de viento remolineó en torno a sus piernas y un puñado de arena seca levantó el vuelo, dispersándose en una nube difusa a la altura de su cabeza.

Las espuelas del sheriff brillaron en plata sucia, ensangrentadas en rojo por los golpes que le había dado al vientre de su caballo. No quería llegar tarde a la cita y ahora esperaba temblando en mitad de la calle.

La barbería había cerrado, los establos eran sepulcros, ni el vaho matutino de los caballos irrumpía en el viento. La cantina era un desierto de borrachos abstemios, y en el burdel las putas se vistieron de negro y se convirtieron en monjas de clausura que rezaban salmos rotos en silencio.

El viento silbó un nuevo remolino y unos rastrojos secos barrieron el camino plagado de nubes que llevaba a Wichita Lake, nido de cuervos. Entre el sheriff y el final del camino sólo había lugar para el miedo. Entonces un rayo de sol se filtró entre las nubes grises y cayó sobre un jinete negro. Apareció lento, como un fantasma sobre la línea del horizonte, como surgido de la tierra roja del infierno. Espoleó a su corcel y se dirigió al pueblo, donde las gotas de lluvia comenzaban a mojar los tablones de las casas.

"El dinero en dos sacos, a treinta yardas del poste de telégrafos". Esa era la regla. El espectro negro llegó a la altura de ellos y se inclinó sobre su montura para recoger el botín. Cruzó la calle como una exhalación y desapareció. Y Silver Place volvió a la vida.

Una vez lejos, el jinete bajó de su caballo, se acercó al borde del río y dibujó una sonrisa reflejada en el agua al recordar cómo le llamaban... William H. Bonney, aunque de niño no tenía nada. Se quitó el sombrero y una melena rubia cayó en cascada sobre sus hombros, luego se arrodilló sobre unas rocas. Se moría de ganas por darse un buen baño, así que se quitó el guardapolvo, se desabrochó el chaleco, sacó su cuchillo y comenzó a cortar las vendas que apretaban sus pechos.

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Y más sobre El Hombre Sin Tildes... aquí.


* foto de aquí.

Porca Miseria


Música: Metallica - Nothing Else Matters
Letra

"¿Todavía te acuerdas de mí? Me dejaste tirada hace justo un año, aunque puede que creas que ha pasado algo menos. Pero yo recuerdo la fecha perfectamente. No te voy a refrescar la memoria con los desplantes que me hiciste. Con cada una de las veces que te supliqué al teléfono que me tuvieras en cuenta, la de veces que quise ir a verte y tú te quedabas en silencio al otro lado, y cuando me colgabas y me dejabas llorando reías como una hiena a cara de tus efímeras conquistas que todo estaba perfecto.

Algún día pagarás por tus desplantes, mi suerte es no estar para verlo porque... soy humana y me dolería ver cómo sufres de otra lo que yo te he sufrido. Ya no me duelen ni tus te amo ni las canciones que escuchábamos, y casi no recuerdo de qué color era la corbata que te manché con el carmín de mi primer beso. Tengo que esforzarme en recordar tus dedos comiendo o el candor de tu aliento... cuando me viene lo siento como un hedor a podredumbre, a carne putrefacta pegada a huesos.

Lo querías todo, me querías toda, me ofrecí entera y me cortaste en rodajas cuando ya no te hacía falta. Titiritero, farsante, vendedor gratuito de palabras y falsa percha de disfraces vistosos y escondidos tras la peor de las mentiras. Sólo eres un jugador nefasto que apuesta por intuición para retirar las cartas luego.

Un peter pan de plástico.

Y, si lo pienso bien, una puta al fin y al cabo. Eres una puta que se vende a todos por gusto y barato; la mayor de las sucias putas de deslucido lujo encerrada en un cuerpo de hombre sin escrúpulos."

*foto de aquí.

El Demonio No Te Reconocería...

(Lee este relato mientras escuchas esta canción. Es probable que tengas que tener cuenta en imeem para oírla por completo)

"Es ahora, envuelto en la oscuridad de este cuarto y mientras apago mi último cigarrillo, cuando recuerdo lo que nos decíamos por debajo de las sábanas, cosas que se escurrían entre nuestras sonrisas y la irrealidad vivida. El rencor disfrazado de caricias revestía nuestras pieles tapando todo lo verdadero, como las cortezas protegen a los árboles de la desidia.

"Deja de escribir esas cosas" dijiste.

Y yo lo único que quería era sentarme en aquel taburete y verte salir del baño, desnuda, mojada de arriba a abajo. Nunca lo permitiste... nunca.

"¿Dejarás de escribir?" preguntaste.

Espero que lo pienso en un susurro (sólo para mí):
Antes muerto.

Y tras mi silencio te deslizaste como una serpiente y te enroscaste a mi cuerpo para ahogar tu deseo y paralizar mis movimientos. Mi pluma cayó al suelo y la tinta de mi libreta se secó en un destierro.

Eras lengua bífida.
Eras Eva del revés y el mismísimo Demonio del derecho.
Eras... ya ni lo recuerdo.

Y a mi cabeza volvieron todos mis despertares de corazón latiendo con fuerza, agolpado en mi garganta. Tú no lo sabes pero en esta partida soy yo el que guarda el último As en la manga de mi chaqueta.

Y puedes vestirte de dama,
puedes vestirte de clave de sol,
puedes hacerlo de estrella,
puedes vestirte toda tú... de amor.
Puedes vestirte de piedra,
y pasar desapercibida,
o enfundarte el vestido más bello que tengas que...

... como dice la canción:
El Demonio no te reconocería... pero yo sí."

*foto de aquí

El Hombre de la Lluvia


"En una casa cualquiera de un pueblo cualquiera y de un país cualquiera vivía un hombre solo, que podía haber pasado por un hombre cualquiera si no fuese porque era el fotógrafo del pueblo. Una tarde decidió salir a fotografiar la lluvia, quería guardar en la retina de su cámara las gotas cayendo del cielo.

Salió sin paraguas y la lluvia le empapó por completo, de la piel a los huesos, y al llegar a su casa quiso secarse y no pudo. Se quitó su ropa y, desnudo, se frotó con una toalla... pero las gotas de lluvia siguieron impregnadas sobre su piel. Las veía sobre ella como si todavía estuvieran cayendo del cielo, a la misma velocidad, enturbiaban su torso, su cara, sus piernas y brazos.

En los días siguientes el fotógrafo volvió a salir a la calle, y bajo su lluvia la gente dejó de distinguir su silueta, formada por completo por gotas cayendo... imposibles de secar. Se estaba perdiendo debajo de ellas.

El hombre se buscó en fotos que se había hecho, en retratos, en libros, en vídeos, incluso en escritos y recuerdos. Se miraba al espejo y era sólo lluvia cayendo. Entonces miró de frente a su cámara y se vio allí reflejado, en la retina del ojo que formaba el objetivo. Allí dentro estaba todo lo que había sido.

Afuera...
... sólo quedaba la lluvia cayendo en el lugar de su cuerpo."

*foto de aquí

En Crisis de Ti


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Pincha aquí para ver el texto a mayor tamaño

Por los Pasillos del Metro


Miguel me ofreció hace tiempo su blog para mostrar algún escrito que tuviera relación con Madrid. Guardo desde hace mucho algunos textos sobre la ciudad que ha sido como mi segunda casa (textos que no salieron en Scriptoria). Así que le doy las gracias a Miguel por darme la oportunidad de exponer una muestra de lo que escribo en su blog Mis fotos de Madrid.

Hoy, para leerme y para disfrutar de sus fotografías, tenéis que pinchar aquí.

Gracias.

* la fotografía es del blog de Miguel.