... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Vacaciones y Scriptoria.es

foto de aquí
Voy a estar una semana de vacaciones en el lugar de la foto, pasándolo entre familia y amigos y recibiendo al Nuevo Año... volveré a Madrid con renovadas ilusiones y nuevos destellos de lo que yo llamo lucidez (a veces) ;) para poder seguir escribiendo mis historias, darles forma y poder seguir compartiéndolas con todos vosotros.

Mi amigo Pedro me ha regalado el dominio del blog...
Así que es un placer anunciaros que http://www.scriptoria.es ya está activo.

Sed prudentes en la carretera y Feliz Año.

Abrazos.
AdR

Para aquellos que me toman por loco

El otro día iba yo, muy temprano, para el metrodemadridvuela y se me iban ocurriendo cosas, historias, dimes y diretes y otras hierbas, todo a la vez, para mi novela y/o para Scriptoria. Y yo me decía:

- No, esto no, esto para la novela, esto para Scriptoria pero en forma de relato... ¿o en post simplemente? ¡Ay, coño, qué lío! Se me va a olvidar, verás.

Pero me lo decía en voz alta, no callando; camino del metro que iba, y la gente mirándome como si fuese un loco ¿Pero si llevo mi levita vaquera marrón? ¿Cómo me puede alguien tomar por loco cuando voy vestido con ella? ¡Aunque hable en voz alta! ¡Si estoy guapísimo!

Pues nada, la gente mirándome. Y un frío mañanero que arreciaba que no veas... que me hacía cerrar los ojos, y los personajes de mi novela pegaditos a mí, buscando cobijo y calorcito humano. Y yo lo único que quería era que no me empujasen mucho, que si lo hacen las ideas se derraman de mi cabeza y se pierden por la acera, porque eso sí, cuando una idea cae al suelo desaparece para siempre.

Al meterme en el ascensor para bajar al andén dice una señora:

- Hola.
Y yo callado, claro, para que no se me derramasen las ideas; cuando me pasa eso, lo del torbellino, no quiero que me molesten. La señora me mira con cara de "Hola ¿no?". Y yo digo:

- Hola, sí.

Y por poco se me cae una idea escurridiza, muy buena, la madre que la parió, a la idea no a la señora, que no tiene culpa de que yo esté así... pero loco no, eso quiero que conste en acta.

Así que si algún día os encontráis con un tipo que escribe con un boli negro sobre esta libreta (regalo de mi amiga Pilar*) en algún vagón de la línea 1 no se trata de un demente, soy yo, que estoy metido en el paritorio. Pero tratándose de vosotros, aunque me veáis con la mirada perdida, me podéis saludar. Os diré:

- Hola, sí.

* Aquellos que quieran ver el espacio de Pilar debeis tener una cuenta de Hotmail.

Lo más bonito

"Un nublado día de Octubre de 1979 mi padre dijo que ya podíamos volver a casa. Mi madre había regresado del hospital. Me cogió de la mano y salimos de la casa de mis abuelos. Minutos más tarde estábamos subiendo los últimos peldaños de la escalera de nuestro piso del tercero. Se paró tras abrir la puerta y me indicó que ya podía entrar a ver a mi madre. Corrí por el pasillo hasta llegar a la salita. El sofá era de esponja, forrado con una tela marrón y con dibujos de color naranja y vainilla que formaban un enorme campo de flores, los desnudos brazos del sofá eran de madera. Era el mismo sofá donde mis padres habrían hecho el amor, con toda probabilidad, decenas de veces antes de que mi hermana y yo llegásemos a nuestro mundo.
Pero ahora en ese mismo sofá, y coronadas por una aureola de claridad que penetraba por la ventana, podía ver recortados los contornos de las figuras de mi madre y de mi hermana pequeña, acunada entre sus brazos. Me acerqué con sigilo y me coloqué de pie, frente a ellas. Mi madre se inclinó y me dio un beso, luego me dijo: “Mira, esta es tu hermana... ¿te gusta?”. Yo asentí sin pronunciar palabra mientras la miraba dormir, con su ropa blanca y menuda, su cara regordita, su naricilla respingona, su frente despejada y su cabeza redondita y pelona. Sus manos eran diminutas, una de ellas abierta con sus dedos pequeños, largos y delgados, y la otra cerrada como si tuviese cautivo un pajarillo que no quiere dejar escapar. Sonreí y pensé que era lo más bonito que podía llegar a contemplar de este mundo... y era mi hermana".

Capítulo V extraído de El Mundo donde Vivo, 2004.
Foto: Anne Geddes

Un escritor... ¿nace o se hace?

Habrá opiniones de todo tipo pero para mí, lo tengo muy claro, un escritor no nace. Un escritor se hace.

Y es que se puede nacer ya con un título nobiliario o con una herencia multimillonaria y no tener el suficiente talento, ni saber buscarlo, para poder hilvanar un relato de dos páginas, aunque sea una historia propia... una que casi haya nacido contigo.

Ahora que estoy en ello también se podría nacer escritor, pero si se da el caso sería escritor de una sola historia, que también los hay. Son escritores que tienen en su poder una historia fantástica, que suele ser personal y única... y una vez la sueltan al papel se quedan vacíos.

Supongo que esa sensación, la de sentirse vacío, debe ser parecida a los vértigos que sufrimos al acabar cualquier relato o novela ¿Quién no los ha experimentado?.

Sigo creyendo que un escritor se hace. Hay miles de recursos para escritores colgados por internet, hay miles de trucos, vericuetos y recetas para tejer historias o sacar más provecho de nuestro vocabulario escrito. Todos nos sirven de mucho y de nada.

Pero sigo pensando que, con todo eso, hay algo más... una esencia, un karma, una musa asignada a nuestro nombre, una habilidad específica, un soplo vital, una visión diferente de todas las cosas... algo que, unido a esos recursos, nos pertenece a cada uno y que nos puede diferenciar del resto; algo que nos hace reconocer a los buenos escritores de los escritores de una sola historia nada más, de los que son incapaces de sentir la necesidad de plasmar las palabras de su historia en el papel pero sí de contártela (como mi padre o mi abuela).

Los personajes de mi novela siguen esperándome y adaptándose a mi ritmo. No les queda otro remedio.

Y yo me pregunto...
¿Seré yo un escritor de una sola historia? ¿Pariré mi novela y me quedaré vacío?

Mi proyecto tiene mucho de mí, de lo vivido, y mucho más del juego y del devaneo con el engaño. El tiempo será el único oráculo que me curta en el humilde oficio de la escritura y me desvele mi propia identidad :)

Amenaza Nuclear

Foto de aquí

La segunda mitad del 2004 fue un año bastante productivo para mis escritos. A finales de ese año escribí El mundo donde vivo. Una especie de recopilación de recuerdos verídicos sin orden ni concierto y divididos por capítulos. Me salto las reglas que me impuse al abrir Scriptoria (me dije que no pondría relatos aquí) y reproduzco uno de ellos (los más personales los guardo para más adelante):

"Resulta curioso cómo el mundo que podemos percibir crece conforme nosotros mismos vamos progresando con él, en el tiempo y en conocimientos. Tendríamos unos nueve o diez años cuando en el colegio El Batuta nos explicó lo de Gadaffi. Aún así no conseguíamos entender muy bien qué era eso de la OTAN, las bases militares, los Estados Unidos y la consiguiente amenaza nuclear para el país. Lo que sí logró fue meternos el miedo en el cuerpo porque, cuando hablaba, El Batuta en eso era el mejor. Pero, créanlo, era (y seguirá siendo toda su vida) un profesor ejemplar. Incluso cuando te felicitaba por lo bien que lo hacías no conseguías parar los temblores... Pero, bueno, minucias aparte ¡qué gran maestro!.

Aunque hable así de él aún no ha muerto, no se crean, le debe quedar cuerda para rato. Hace unos meses fueron las fiestas del pueblo y lo vi junto a su mujer, ya está muy mayor aunque todavía conserva esa aura de temeridad, tan propio de él.


Nadie pudo saber nunca cómo venía vestido al colegio El Batuta. Hay quienes dicen que ya venía con esa bata blanca y con las gafas oscuras desde su casa, que no se las quitaba ni para dormir. Lo cierto es que todos nos quedábamos mirándole anonadados si lo veíamos los fines de semana paseando por las calles del pueblo (sin bata pero con las mismas gafas de siempre) y con su esposa agarrada del brazo.

Es cierto que cuando acabas todos los estudios miras atrás y piensas que hay muy pocos profesores que realmente hayan dejado huella sobre uno... El Batuta fue uno de ellos (o quizás el único) y lo de la amenaza nuclear siempre lo vimos como uno de sus cuentos de terror perecedero."

Capítulo VIII extraído de El Mundo donde Vivo, 2004.

Literatura en todas partes

foto de aquí
Hace un tiempo que conozco el espacio Botxo Follies, de una compañera en esto de escribir blogs.
Me interesa porque habla de cocina, arte y literatura, entre otras cosas muy interesantes. Y entre sus líneas también se puede vislumbrar un atisbo de su personalidad, o mucho (como en todos los blogs, supongo).

A mí me gusta leer artículos y sacar de ellos lo que me interesa, que no siempre es el tema principal de cada escrito. Y en este post Camille escribió muchas cosas sobre la carolina, un exquisito pastel, y entre todo lo que dijo se puede leer esto:

"...Todo esto lo recuerdo de memoria porque hace dos años y dos meses que no pruebo una. La última la comí el día del funeral de mi padre. Mi hermano compró una carolina para cada uno. Fue un pequeño homenaje, pero a todos se nos atragantó un poco el pastel"

Sencillo ¿verdad?. Pero único. Le conté que era el párrafo que más me gustaba y que se elevaba a literatura pero ella me dijo que la sobrevaloraba :)

A Camille le tengo que dar las gracias porque, sin quererlo, me ayudó a encontrar mi definición para la palabra literatura.

Como ya comenté en tu blog:

- Literatura es cuando tú sientes que hay algo que no se dice detrás de una frase sencilla.

Y en ese párrafo tú escribes muchas frases sencillas que esconden muchos sentimientos.
Un abrazo amiga ;)

Soplan Vientos de Cambio

Mi proyecto de novela sigue su curso, no creáis que lo he abandonado, aunque estos últimos días (¡mientes, bellaco!, ¡han sido semanas!) ha estado bajo el influjo de un dulce letargo debido a otros quehaceres que me han ocupado bastante tiempo.
Entre ellos:
- Sigo leyendo La Clave Gaudí. De vez en cuando me gusta leer libros así, pero que huelan a más rigor histórico-artístico que el Código da Vinci. Aunque, para mi gusto (y humilde opinión), son fáciles de escribir. Y es que parece que todos los sacan del mismo molde.
- A lo mejor me siento delante del portátil y lo que me sale no es un capítulo de la novela, sino un nuevo post para Scriptoria :) que también me sirve. A esto sumadles que me entretengo a leer muchos de vuestros blogs ;)
- Quehaceres de la vida cotidiana. Compras, salidas de ocio, familia, amigos... Necesito unas vacaciones que no voy a tener :(

En fin... quiero que sepáis que los personajes de mi novela me siguen acosando y me despiertan temprano los fines de semana (si no ellos el taladro del vecino) para que yo siga escribiendo sus vidas. Lucía me sigue rogando que me meta en su piel para sentirme igual de ultrajado que una mujer que ha probado las hieles del maltrato, Amadeo me suplica para que le divierta, le haga recordar lo olvidado y le aparte de su particular calvario, Samuel... bueno, Samuel está siempre queriendo que me vaya de juerga con él y que siga oyendo sus historias... pero ahora es el que menos me preocupa. Además no es mi alter ego :)

Muchos que leen Scriptoria me dicen que, de ninguna manera, me debo sentir un escritor frustrado. Pero entended que son mis personajes los que hacen que me sienta así y no mi forma de escribir, con eso, por ahora, estoy contento. Ellos son como animales feroces hambrientos que no me dejan en paz y siempre quieren más y lo mejor de mí. Y no les puedo, ni les quiero, abandonar. Hasta que no termine de parirlos seguirán siendo míos y tendré que seguir cuidando de ellos.

Por cierto, el Viento de Cambio que sopla con más fuerza es que me cambio de trabajo en unos días ;) Me da un poco de pena... pero sólo por tener que dejar atrás algunos compañeros de trabajo de los buenos, de esos de los que te hacen olvidar los malos momentos con muchas pinceladas de afecto y unas risas. Espero que sólo queden detrás los compañeros, no las personas. A esas desearía seguir conservándolas.

Y procuraré no abandonar Scriptoria. Promesa :D

Carta Escondida a mi Madre

Obra titulada "Las Tres Madres" de Atenea Crisoelefantina

Madre, hoy quiero poner en palabras lo que tú siempre me has dado en caricias y besos.
Hoy quiero decirte que tus mimos de madre los guardo muy adentro; en el mismo lugar, casi, donde atesoro tu cariño y anidan nuestros sueños.

Quiero decirte que me acuerdo...
de tus manos presionando tu seno, y de mis labios sedientos rozando tus pechos,
de todas las veces que tus dedos se enredaban en mis cabellos,
de tus abrazos colmando mis miedos,
de las sonrisas a medias rezumando en nuestros cuellos,
de nuestras risas de niños contentos...

Madre, hoy escribo todo esto porque es lo que, callando, gritamos con miradas.

Madre, hoy quiero decirte escribiendo, simplemente... te quiero.

Luke, el Dado y Puro Azar, vol. II

En realidad no queda mucho más por decir del modo de elaboración de este relato, todo lo podéis encontrar en el vol. I.

Sólo deciros que en lugar de finiquitarlo con un solo final decidimos hacer cada uno nuestro final y a través de una anotación al lector aclararle que tirase un dado de 6 caras para decidir qué final correspondía a la novela (1-2 Final I, 3-4 Final II y 5-6 Final III).
Como nota adicional os diré que hay una segunda parte del libro de Luke, llamada The Search of the Diceman, pero aún no se ha traducido al castellano. Una soberana vergüenza, vamos.

Y ahora un pedacito extraído del Capítulo III de Puro Azar, que fue titulado Lecciones de Limpieza.

...Bajó la ventanilla del coche para poder despejarse tras un día tan movido. Los semáforos se iban poniendo en verde según los alcanzaba. Genial. En pocos minutos llegó a casa. El sueño le arrastraba a la cama pero la obligación de echar un último vistazo al baño era mayor.

Abrió la puerta sin que sonara ruido alguno. Había limpiado la bañera y el suelo y no encontró ninguna huella que pudiera delatarle. Cansado se detuvo ante el espejo que le devolvió una imagen alentadora. Las entradas en su pelo moreno le daban un aspecto interesante. Le brillaban los ojos y todavía tenía una media sonrisa que cautivaba a su Raquel.

La media barba le daba un tono desaliñado, algo salvaje, muy de macho, muy de moda. Mañana se afeitaría. O quizá no. Depende del Dado.

¿Habré perdido la razón con esto del Dado? El día que fui a un centro de hombres aleatorios del Dado pensé que había descubierto la verdad, que había visto la luz, pero no sé si lo estaré llevando demasiado lejos.

Allí disfruté con la habitación de la cama redonda. O con la sala de los diez minutos de diferentes personalidades. Debería ponerme en contacto con el creador de todo esto, con Luke Rhineheart. Él podría asesorarme. O tal vez tiraría su Dado para contestarme. ¿Estaré siguiendo las ideas de un loco o de un genio? Es igual. Me siento bien. Cuando el Dado me abandonó creí enloquecer. No quiero perder la segura aleatoriedad de mis actos. Y he conocido una nueva cara de Raquel. Maravillosa, con derivación del Dado, la Moneda. Debo decidir algunas cosas y mañana puede ser tarde. ¿Tiro ahora el Dado?, le preguntó a su imagen.

Salió del baño y se desplomó sobre el sofá. Bolígrafo en mano comenzó a escribir las opciones:

1.Enseñar a Raquel y a otras personas las excelencias del Dado.
2.Tener una personalidad cada media hora durante una semana.
3.Contactar con Luke Rhinehart.
4.Abandonar el Dado y entregarme a la policía.
5.Abandonar mi trabajo de publicista y partir a la India.
6.Contarle los dos asesinatos a Raquel.

De nuevo Él dictaría sentencia. Sin adornos, sin oraciones, sin florituras tiró el Dado. Un tres.

- Joder. A ver cómo coño encuentro yo a Luke - dijo en voz alta.
- ¿A quién? - preguntó Raquel desde la puerta del salón, con su media melena castaña despeinada y un tanga minúsculo.

En el borde de los sueños

Anoche ella apareció de nuevo en mi sueño. La verdad es que resultó curioso porque hacía casi un año que no soñaba con ella.

Yo estaba en un restaurante enorme de baldosas ajedrezadas y barra infinita, un restaurante americano de carretera. Ni mi amigo Robert, ni John, el corredor de bolsa... ni siquiera Nick ojos azules quisieron acompañarme en el sueño. Tan solo las caras hambrientas de los desconocidos pululaban junto a la mía por el restaurante, algunas en busca de un lugar donde aposentar un buen rato sus hambrientos estómagos.

Al acabarme mi plato pagué mi comida, dejé libre la mesa para otros y me acerqué a la barra a pedir un café bien cargado para poder continuar a bordo de mi cadillac blanco descapotable del 65 con mi viaje de ensueño a alguna parte desconocida.

Entonces la vi. Estaba sentada en la barra delante de una taza de café humeante, leyendo un libro de tapas blancas de borroso título, todo era vaporoso excepto ella, que sobresalía como una reina de piel blanca y cabellos oscuros enfundada en un vestido negro sobre el tablero de losas ajedrezadas. La taza blanca, el café del color del cielo nocturno, su piel clara, sus ojos azabache, las losas... ¡ella y yo!, ¡tantos contrastes...!

Caminé torpemente hasta donde estaba y dije:

-Hola. Me encantó el libro que estás leyendo.

Ella desvió su mirada eterna desde las páginas y se perdió en la sonrisa que le brindaba.

-¡Ah, eres tú! Pues sí que has tardado mucho en volver a aparecer en mis sueños-dijo sonriendo-.¿Qué tal te va todo?.

Estuvimos un rato bebiendo café y hablando de los sueños dentro de los sueños, de por qué extraña razón no nos hablamos la primera vez que nos encontramos y de los personajes del libro; de hacia dónde caminarían al acabar la historia. Nos lamentamos porque nunca atravesaban la frontera y se fundían con nuestros sueños.

El lugar fue quedando vacío hasta que sólo quedamos ella y yo con nuestras risas y un camarero en blanco y negro secando vasos con un paño de cocina. Entonces me acerqué a sus labios y los rocé con los míos. Ella dijo:

-Por favor, aquí no, vayamos a otro sitio...

Pagamos los cafés y salimos veloces. Ella sonrió al ver mi cadillac blanco, dijo que era precioso, como un pedazo de luna, y le abrí la puerta para disfrutar de cerca unos segundos cómo se regocijaba sobre la impoluta tapicería.

-Quiero llevarte allí donde está el borde de nuestros sueños-dije-. Es un lugar precioso donde podremos encontrarnos más veces sin que nadie nos vea.

Conduje mientras el viento mecía nuestros cabellos y las risas se llevaban las palabras dejadas en el filo de unos besos. Conduje hasta que el sol tornó de dorado los blancos y los negros y todo parecía más bello e inquebrantable. Entonces paré el cadillac al borde del acantilado. Allí donde un baño de luz dorada se funde con el azul del mar. Allí justo donde acaban los sueños.

Allí mismo nos seguimos besando sin que nadie nos pudiera ver, mientras nos volvíamos seres bellos y dorados. Luego hicimos el amor hasta la extenuación y nos dormimos soñando con un nuevo lugar para encontrarnos.

Al amanecer ella despertó primero.

-Lo siento, cariño, pero ha llegado la hora del adiós-dijo triste.
-¿Volveré a verte?-pregunté.
-No lo sé.
-La próxima vez aquí, no lo olvides, en el borde de nuestros sueños-dije mientras acariciaba su pelo.
-Hasta pronto, Mary-dijo ella mientras salía del cadillac.

Luego todo comenzó a desvanecerse y la luz de un nuevo día hizo que abriese mis ojos cansados. Ella ya se había ido y allí, junto al acantilado, yo había dejado mi cadillac, aparcado junto a su nombre para que nadie los viera, justo en el borde donde acaban los sueños.

Castilla en el Corazón

A veces, paseando por las calles de las ciudades que visitas, te topas de improviso con pequeñas maravillas. En este caso me ocurrió en el Monasterio de San Juan, en Burgos. El claustro de este semi-derruido monumento se ha reutilizado como sala de exposiciones y cuando lo visité había una exposición titulada Diálogos en Color. Las obras estaban realizadas por chicos autistas de diferentes países y al final del recorrido podías votar tu favorita para que recibiera el Premio del Público.

El autismo es un mundo aparte. Sólo hay que leer un poco en Internet para comprender de qué va el tema.

En los viajes hay muchas cosas que acaban por llegarte muy adentro pero a mí, fuera de ser los grandes monumentos o lo más pomposo lo que me despiertan las sensaciones más auténticas, me llegan este tipo de peculiaridades. Como en París me llegó la mirada de aquel veterano de guerra, algo que podrías encontrarte en cualquier rincón de tu país, pero quizás por ser en ese entorno, y justo en ese momento, se hace especial y único.

Esta obra en cerámica se titula Árbol y es de un artista llamado Amilcar Mahala. Lo único que sé de él es que es portugués, tiene 28 años y vive en Lisboa. Por internet pude ver otra obra suya y me da igual que sufra de autismo, yo me quedo con que es un artista y su obra es un verdadero diálogo en color.

A todo esto quería decir que este año se cumple el VIII Centenario del Cantar de Mio Cid y para la ocasión se ha abierto una exposición en la Catedral de Burgos llamada El Cid, del Hombre a la Leyenda. En ella se recrean las formas de vida, relaciones y creencias de las tres comunidades presentes en la Península Ibérica entre los siglos XI y XIII.

No tengo fotos porque no dejaban sacar instantáneas de nada, ni tan siquiera sin el castigador flash. Así que me quedé con las ganas de fotografiar la Tizona de cerca. Un guardia no se despegaba de ella en ningún momento, como si fuese un símbolo que alberga un poder sobrehumano o un cetro de gobierno inaudito. La empuñadura data del siglo XV aproximadamente, por lo que nunca había sido empuñada por el que llamaban El Campeador, pero la hoja es la original.

Me recreé en ella no porque sea un admirador de aquel fabuloso guerrero, ni siquiera porque me gusten las armas, sólo quería hacerme una idea de la de vidas que había cercenado y de por qué tenía que ser tan venerada como un objeto sagrado.

La verdad es que, si tengo que elegir, me quedo con el Árbol de mi amigo Amilcar de Lisboa.

P.D.: El próximo día... un relato corto escrito para el Blog.

Castilla en fotos

Os pongo algunas fotos que hice en mi viaje de principios de este mes.

Ávila desde los Cuatro Postes:
La Catedral Vieja y Nueva de Salamanca: Dentro de la torre de la catedral de Salamanca se ha dispuesto una exposición que hace la subida mucho más amena. En ella se explica la historia de las catedrales y de buena parte de la ciudad. De todo lo que se exponía a mí me llamó la atención este detalle. Un sello de plomo de Benedicto XIII que data de 1395: La portada de la Universidad de salamanca, donde aparece la famosa rana. En la foto aparece pero os advierto que es difícil encontrarla. Un suplicio, vamos ;): La Casa de las Conchas y su patio. Lo mejor es verla a diferentes horas del día. Los colores y las sombras cambian dependiendo de cómo incida la luz del sol sobre ella. De todas las que hice a mí me gusta la siguiente foto: Una exposición de álbums antiguos ;) mi lado "freakie":La catedral de Palencia es conocida por "la bella desconocida" porque en su interior esconde tesoros verdaderamente hermosos. Del exterior fotografié estas dos "gárgolas":

Del interior su maravillosa cripta (de San Antolín) esconde estas impresionantes columnas de un templo visigodo:
Una cosa que no podéis dejar pasar si visitáis la zona es acudir al pueblo de Baños de Cerrato, está a unos kilómetros de Palencia y allí podréis ver la Basílica de San Juan. Es el templo cristiano más antiguo que se conserva intacto en nuestro país. Data del año 661 y fue fundado por Recesvinto. Una maravilla de la sobriedad espiritual. Guarda un misticismo único: La Catedral de Burgos al atardecer y su interior:
El Cristo Maestro que fue antigua clave de la primitiva catedral románica del siglo XII:
Una panorámica de la ciudad tomada desde el mirador del castillo: Y, para finalizar, un fantasmal detalle del Monasterio de San Juan (Burgos):De la comida y el vinito no quiero ni hablar ;) ¡Qué bueno todo! :D

Luke, el Dado y Puro Azar, vol. I

Ya os conté en anteriores posts que os hablaría de una pequeña locura llamada Puro Azar (llevada a cabo por dos amigos y un servidor).

Todo comenzó un día de cumpleaños en el que una amiga me regaló El Hombre de los Dados de Luke Rhinehart. Devoré el libro en cuestión de días, y no fueron horas porque saboreé cada soez y sucio capítulo como si fuera un animal sediento de lujuria que pide cada vez más y más para saciar un sentimiento desconocido hasta entonces.

El protagonista de la novela tomaba decisiones dependiendo del designio de un Dado (del resultado de sus tiradas). Muy divertido, e impredecible casi al 100%.

Mis amigos se leyeron el libro y el Dado fue el tema conductor de muchas bromas hasta el punto de tener la idea de comenzar a escribir un relato seguido por los designios del Dado.

La idea era la siguiente:
Uno empezaría a escribir (1-2 páginas) la historia de un hombre que usaba un dado para tomar decisiones, a semejanza del protagonista del libro, luego otro de nosotros continuaría el relato (hasta 3 personas). Y a continuación volvía a comenzar el ciclo.

Es lo que se ha llamado siempre un "relato en cadena". Con la curiosidad de que, cuando al protagonista le tocaba asignar acciones a cada tirada del dado nosotros tirábamos de verdad un dado verde (propiedad del loco que funda este blog :D) para ver por donde debíamos seguir escribiendo el relato. Demencialmente divertido.

En un e-mail consulté a los otros dueños del relato en cuestión sobre la posibilidad de poner trozos del texto en el blog y llegamos a la conclusión de que podría postear extractos, pero no el relato completo, que se extiende hasta poco más allá de las 100 páginas.

Pablo, en un e-mail, me escribió: "Utiliza ese texto para mostrar al mundo, submundo, lo que pueden hacer tres mentes alienadas por un trabajo basura y lo fantástica que es la mala literatura para volar y evadirse".

Y eso voy a hacer. Ahí va un pedazo de Puro Azar. El comienzo. Otro día postearé algún trozo suelto de otro capítulo de esta novela corta que escribimos hace años en nuestros puestos de trabajo basura ;)


CAPÍTULO I
THE DICE RULES

- Lo siento, tiré el dado y me salió un 2. Quizá el resultado es algo ilegal pero es que tenía que adjudicar dos posibilidades sobre seis de que le tocase a usted. Porque realmente ha hecho méritos. Llevo casi tres semanas esperando a que apareciera por la puerta... y ahora que ha venido... bueno, ya sabe.

El pobre hombre no hacía más que jadear, arrodillado entre el lavabo y el inodoro, con las manos atadas a la espalda y el mono de trabajo puesto y manchado de sangre. Levantó la cabeza y preguntó:

- Pero... ¿Qué le he hecho para que me trate así?... ¿por qué...?
- ¡¡Cállese o va a ser peor!!... si quiere que le explique...

Se volvió para cambiar la llave inglesa por el martillo de acero de doble cabeza... ¿o quizás sería mejor el serrucho?. Bueno, eso daba igual.

- Verá, llevo mucho pensando en esto y sus palabras no van a cambiar el destino que el Dado dictó en su momento – hizo una pausa -. Entiéndame, si salía un 1 le iba a tocar al conductor del 224, el muy cabrón no deja entrar a nadie más de la cuenta porque no quiere que vayan de pie. Con un tres la número doscientos ochenta y dos de la plataforma iba a amanecer amordazada dentro de uno de esos armarios que no se abren nunca porque nadie utiliza, por fea y prepotente. Con un 4... bueno, con un 4 lo hubiese tenido difícil porque no tengo ni puta idea de quién es el que ideó la herramienta informática con la que suelo trabajar. Un 6 hubiese estado bien... – dijo pensativo y mirando al techo- pero finalmente la papelera y la moqueta del departamento no serán bañadas por mis excrementos en plena hora punta... y, claro, sólo quedaban el 2 y el 5. Ya le dije que usted tenía doble probabilidad pero la verdad es que se lo ha merecido.

- ¡¡¡Está usted loco!!!- Quizás, pero usted nunca llegará a saberlo porque el Dado ha hablado y ha decidido que su tiempo ha llegado. Es su hora.

El hombre se abalanzó sobre el fontanero y no cesó hasta que todo el baño quedó salpicado de rojo y el fin de los jadeos acallaron el lugar. Sólo le quedó una duda: ¿Quién puñetas iba a desatascar todo esto?.

Obsesión

Hace 10 años escribí este relato corto. Los que lo leyeron no llegaron a entenderlo. Así que comencé a sospechar que eso se debía a que estaba mal escrito, claro. Como ahora tengo este blog he decidido publicarlo aquí (tal y como lo dejé en 1997) y que me déis vuestra opinión.

Lo quise hacer un relato-adivinanza pero me salió un tanto enrevesado o "paranoico". Simplemente habría que responder a estas preguntas:

1) ¿Cuántos personajes hay en el relato?
2) ¿Dónde está(n)?

El relato no es nada del otro mundo, sólo un divertimento.

Pondré la respuesta (si nadie lo ha adivinado) el lunes 5 de Noviembre en los comentarios a este post. Estos días me voy a hacer una ruta artística y gastronómica por Castilla y León ;)

Pasadlo bien.

OBSESION

- Conocí a Marta en uno de esos cabarets a los que acuden algunos tipos para eliminar su estrés tras una dura jornada de trabajo, algún que otro borracho impertinente y los curiosos que, como yo, se sienten atraídos por el sorprendente cartel anunciador del espectáculo.

“Quizás por lo mismo está ahora aquí, sentado, aunque, para mal, no es curiosidad lo que le ha movido sino más bien la más turbada locura que casi ciega sus cinco sentidos.”

- Era maravillosa. La tenue y parpadeante luz azul del cartel de “MARCO´S”, que bañaba el dormitorio de mi apartamento, recortaba sus sensuales curvas proyectando sobre mí la sombra del esbelto cuerpo que pronto sería mío.

“Me pareció que el ver los relucientes trajes le hizo recordar más detalles.”

- Mi mirada cruzaba la habitación y se paraba en su picardía rojo que se deslizaba por su piel, raudo como el movimiento de alas de mil mariposas malvas, y que caía al suelo, con el brillante centelleo de sus lentejuelas.
>Entonces venía hacia mí y era cuando podía contemplarla en todo su esplendor y belleza: sus largas piernas, sus tiernos senos, su ondulada y oscura melena... pero antes había recogido el picardía y lo traía en la mano como el valeroso hombre que se acerca con aires de victoria, y temor ninguno, a las armas de la bestia.

“Ahora sí, era evidente que comenzaba a hacer comparaciones con lo que estábamos presenciando.”

- Pero no, esta vez el animal no volvería a ser yo. No obstante, seguí su juego, el que siempre me proponía sin vacilaciones, y disfrutaba haciéndole creer que era ella, y no yo, quien llevaba las riendas.

“Sus ojos cayeron sobre el recién salido jinete en el instante en que pronunciaba la última palabra.”

- En el aire flotaba, envolviéndome, el embriagador perfume de su prenda. Sus rojos labios recorrieron mi cuerpo erizándome el cabello y acariciaron orejas, frente, ojos y cara hasta llegar a mi boca donde su lengua, húmeda y cargada de licor, irrumpía serpenteando entre mis dientes. >Luego, lo de siempre, sus jadeos se tornaban intensos y yo, excitado, pellizcaba sus endurecidos pezones, sonrosados como los de una dulce e inocente niña.

“El espectáculo llegaba a su fin y, al parecer, su historia también.”

- Ya lo había hecho con muchas otras pero Marta no era como las demás, con ella era especial. Aunque no por eso iba a acabar de distinta forma que todas. Al amanecer su pelo de azabache salpicado por la muerte se esparciría por el suelo, su perdida mirada jamás volvería a recuperar su rumbo, y la sugerente prenda, aún más roja, yacería sobre sus castigados senos, ya fláccidos y sin vida.

“El animal, como siempre, había muerto, sacrificado, como tantos otros. Ahora saldríamos de la plaza y detendría a este pervertido acusado de cometer cinco asesinatos a sangre fría.”

Un Secreto

Hasta hace nada me encontraba bloqueado con mi proyecto de novela, no quería ni tocarlo, ni pensar que estaba ahí esperando a morderme porque cuando abría el documento de Word que contiene todo el material no era capaz de continuarla. Era como hurgar en una caja con piezas de 3 puzzles diferentes. Un sinsentido sin piernas, ni brazos, ni rabo por donde cogerlo.

El tema principal gira en torno a una cosa que me ocurrió hace unos años y que me duele recordar, pero no tenía más remedio que volver, sentarme y seguir escribiendo. Se ha convertido en una necesidad, una vía de escape de la ansiedad acumulada en muchos meses. Y aunque la ansiedad ya haya desaparecido es como si algunos días volviera flotando y oscura para recordarme que una vez fui todo suyo...

- Me debes un libro - me susurra la ansiedad ansiosa al oído todas las mañanas.
- Vale, vale... estoy en ello... ¡pesada!.

Vamos, mi proyecto no es nada original. Seguramente cansará a más de uno que decida leerme (yo hablo así porque espero que algún día salga a la luz) o deprimirá durante un buen rato al más alegre e ilusionado de los lectores.

El proyecto es una autobiografía llena de falsedades, ilusiones y desgracias con un halo de luz al fondo, un halo donde poder agarrarse y seguir siendo libre. Es el libro por acabar que todos podríamos tener en nuestro escritorio, olvidado y bocabajo quizás. Pero he puesto demasiado dolor en ello como para dejarlo en lo más hondo del cajón. A veces me llama, me grita mi nombre y me recuerda que está ahí, acechando... maldiciéndome para que le ponga fin a su sufrimiento.

- Pobrecita, hazle caso - me diría mi abuela.

Bueno, pues hace dos semanas le hice caso y pude encauzarla (ese es el secreto)... creo que esa es la palabra adecuada. Me metí en la caja llena de piezas y empecé a separar las que no eran del puzzle. Así que pude formar un bonito paisaje de claroscuros de veintitantos capítulos que espero tener acabado en menos de seis meses, todo depende de la paciencia que le eche a unir las piezas que aún sigo buscando (o metiendo) en la caja.

A ver si así consigo que deje de morderme en los @*#$%!

P.D.: Este miércoles, antes del puente, Obsesión, un relato muy cortito ;)

Mi primer relato: Gotas de Sangre

Cuando tenía 17 años, y en plena vorágine de partidas de juegos de rol, escribí Gotas de Sangre, mi primer relato y el único que ha conseguido un premio. Fue en el concurso literario del instituto (como nota discordante aquel mes también fuí elegido Fresón del Año, me lo llevé todo de calle, vamos... ¡qué vergüenza! :P). El premio fue 10.000 de las antiguas pesetas (el del relato, claro, el del Fresón prefiero no recordarlo); no estuvo nada mal como regalo de bienvenida de mi mayoría de edad.

No voy a subir el relato aquí porque es un poco largo (unas 16 páginas en Olivetti y a doble espacio) y no es el propósito por el que abrí este blog (aunque seguro que me decido a colgar alguno, yo soy así de indeciso), pero he de decir que a día de hoy me avergüenzo de mi escrito. Era una telenovela de amor y venganza con tintes fantásticos. Dejé la puerta abierta a Alken Tuatara, su protagonista, porque me gustaba su nombre y quería seguir contando su vida (secuelas y precuelas), al margen de la historia del relato. La cosa quedó ahí y 15 años después no tengo interés en retomar la vida del protagonista.

Los juegos de rol, el Mundo de Reinos Olvidados y, sobre todo, el libro El Espolón del Wyvern, del que saqué nombres e incluso el hilo argumental de la historia (¡más vergüenza!), me influyeron a la hora de escribir el relato (o novela corta, según la calificó mi profesor de literatura).

Han pasado casi otros 17 años desde entonces y, la verdad, si hubiera sido tan prolífico en relatos y demás escritos ahora podría reunir al menos un buen par de volúmenes agrupados por temática. Pero esto de escribir es como las olas del mar, unas veces vienen y otras también, pero no todo lo rápido y bien que uno quisiera.

Dentro de poco hablaré de la locura enfermiza de Puro Azar, con Pablo y Jesús ;)

París en Octubre, vol. II

Termino este pequeño diario de viaje colgando varias fotos, al libre albedrío, de la ciudad junto a unos sentimientos.

"París también huele a dolor y a pena enquistada en muchos corazones. Me percaté de ello cuando estuve paseando por Los Inválidos. Primero se puede recorrer la explanada desde el puente de Alejandro III hasta llegar a la puerta del recinto. Desde unas galerías se accede a la iglesia de San Luis; cuando entré había un cuarteto de cuerda ensayando bajo más de cien estandartes que mostraban, apenados pero orgullosos, las huellas del campo de batalla. A la entrada una placa reza que todas son banderas capturadas al enemigo, o de los propios ejércitos franceses.

Para visitar el Museo del Ejército y la cúpula de la iglesia hay que pagar entrada. Allí es donde se han depositado los restos de Napoleón, para su propia gloria y para los que quieran pagar los 8€ que cuesta contemplarlos desde arriba.

Yo no me decidí a entrar (no me suponía gran cosa ver el sarcófago de Bonaparte), así que me dí una vuelta por los jardines: preciosos. A ambos lados del conjunto se dividen las dos alas que forman el Hospital de Los Inválidos (para veteranos de guerra). De este no tengo fotos por una sencilla razón: un cartel prohibía el paso a determinadas zonas ajardinadas y pedía que se respetase el silencio y la tranquilidad del lugar.

Se prohibía el paso pero allí no había ninguna barrera, ni puerta cerrada de acceso a los jardines, ni nadie que me impidiera deambular a mi antojo, tan sólo el cartel y un camino de baldosas que rodeaba los jardines por donde algunas personas paseaban a sus familiares enfermos. Libertad absoluta. De modo que seguí caminando en torno a la iglesia, cuidando de no entrar en la zona prohibida, y fue cuando me crucé con uno de ellos... un anciano en silla de ruedas sujetaba la mano de su hijo (el modo de hacerlo dejaba claro que era su hijo, no podía ser de otra manera), le aferraba con tanta fuerza como si con ello le quisiera transmitir alguna pesadilla pretérita llena de dolor y sufrimientos.

Pensé que quizás sus manos levantaron antes del suelo polvoriento alguno de los estandartes que cuelgan de la iglesia, de algún campo de batalla argelino, marroquí... o de su propia Francia invadida por los nazis, quizás ese hombre aún sentía en sus manos la humedad de la sangre de los soldados caídos, ya fuesen compañeros o enemigos. Todavía recuerdo su mirada.

Él no tendrá un lugar bajo ninguna cúpula, pensé, pero sí en el recuerdo de muchas personas... y nadie te cobrará unos euros por rendirle honores".




Pequeño y maravilloso homenaje

El otro día me llamó mi amigo Jesús para pedirme prestado un personaje de uno de mis relatos.

- Por cierto... ¿cómo se llamaba el viejecito de tu relato de "El relojero..."?.
- ¡Ah!, aquel anciano... espera que lo busco - ya veis el apego que le tengo a mis personajes.

Al cabo de un rato le mando un e-mail:
"George Neth".

- Vale, ¿me lo prestas?
- Claro.
- Voy a ponerle voz, luego te cuento para qué es.
- ...

A la hora de la comida me llama:
- He compuesto una canción para mi sobrina, que cumple 3 años este sábado, y una frase la tenía que cantar un viejecito entrañable. Y pensé que podría ser él. Así que me acordé de tu relato... George Neth ya tiene voz.

Jesús compone, es insaciable leyendo, toca instrumentos con una pasión envidiable, cocina de maravilla entre muchas más virtudes y tiene una fuerza de espíritu y una voluntad descomunales. A mí me encanta que él siga componiendo y que me pregunte por mis escritos mientras yo sigo a lo mío, a mi ritmo (tan lento)... y que siga leyéndome y acordándose así de mis personajes, porque eso, y no que yo los haya inventado, es lo que los mantiene vivos.

Y ahora suscribo:
Gracias, amigo, porque las personas como tú son las que hacen que uno no se sienta tan solo en el mundo.

Happy Beat, my friend! ;D

París en Octubre, vol. I

Dicen que los viajes son como una pequeña puerta, abierta sólo durante unos días, a un lugar donde descubres un poco más de ti.

"Madrid, 2:30 a.m. Suena el despertador. El avión sale a las 5:45 a.m. Con suerte, y conociendo mi voracidad de lobo estepario, será la primera y única vez que desayune 3 veces en dos países diferentes. Efectivamente resulta así: desayuno 2:45 a.m. en Madrid, a las 6:15 a.m. a bordo del avión y a las 9:05 a.m. por una calle camino de la Torre Eiffel.

Cuido mucho mi afeitado, porque no quiero que también sea la primera vez que empiece a sangrar en un país y termine suturando en otro. Ya hicieron buenos afeitados en la plaza de la Concordia a partir de finales del S. XVIII. Vamos a dejarlo ahí...

París es una ciudad para escribir y disfrutar, para sentarse en las Tullerías, en Los Inválidos, en los Jardines de Luxemburgo o al borde del Sena y dejar pasar el tiempo. París aún huele a tinta húmeda en legajos antiguos, a Saber Ilustrado, al óleo fresco que chupaba Van Gogh de sus pinceles; es una ciudad aún perfumada por la estela de miles de trazos impresionistas y se respira a humedad secular enquistada en gárgolas de piedra; pero también a afán vanguardista mezclado con libros antiguos y de ocasión.

Paseé por las salas del Museo de Orsay, y me planté delante de este cuadro justo unas horas antes de que sufriera este fatídico acto de terrorismo.

Paseé por el Louvre y allí sentí una envidia infinita de mi escriba, entre muchas otras cosas... la emoción fue tal que sólo pude disparar mi cámara unas cuantas veces después de darle recuerdos de parte de una amiga que no pudo mirar en el interior de sus maravillosos ojos.

Que sigas ahí por siempre, amigo, y algún energúmeno no te quiera derrumbar... como al puente de Argenteuil del bueno de Claude"

En las imágenes: El escriba sentado procedente de Sakkara (V dinastía) y paletas egipcias para la escritura.

Los `Scriptoria´ y Ana Rosa Quintana

Tengo más de una docena de relatos cortos (alguno se podría llamar novela corta) en el cajón y una novela, ésta última a medio acabar... ¡ea!, ya lo he dicho. Cada vez que algún amigo me pregunta cómo voy con mi novela siempre le digo lo mismo:

- Hace meses que no escribo ni una palabra, pero la novela ya está acabada.

En realidad no es así. Me queda volcar unos capítulos en el papel y mezclarlo todo (como Tom Cruise en Cocktail... "no sé, tío, no la he visto") pero dándole toda la entonación y la continuidad que debe tener una novela coherente. Vamos, lo más difícil... pero de esto hablaré en otro momento.

Ahora quiero que este post, como digo en mi Bienvenida, sea un homenaje a los Scriptoria que todos hemos tenido alguna vez. Si me paro a pensar han sido muchos, para mí un escritorio no es sólo la mesa donde me apoyo para escribir. He tenido muchos escritorios (como supongo que habéis tenido todos):

- el viejo buró de mi abuelo, a lo gótico
- mi propio buró, a lo tétrico
- mis camas y sus almohadas sudadas
- la tapa de la taza del inodoro :)
- la mesa redonda desplegable del salón de mi madre
- los vagones del metro de Madrid
- autobuses (el 141, el 82, el 86, los dos patitos, el 224 que incluso se ha llevado lágrimas, algún búho...)
- mi lugar de trabajo (lo siento, aprovecho huecos)
- una Olivetti
- cinco ordenadores
- infinidad de cuadernos de tapas negras que me obsesionan
- Un diario que tiré al mar en un arrebato de cólera
- ...
- YO

Conclusión:
- Un escritorio es aquello donde tú quieres escribir y fijas tus propios límites.

Hay escritores que tienen Scriptoria bien grandes (y con enchufes) pero no fijan límites, o los fijan pero juegan peligrosamente a salirse de ellos y acaban hurgando en los cajones de los escritorios de otros... como sin darse cuenta... ¿verdad Ana Rosa (AR para sus amigas)?.

Bienvenida a mi lista de escritores frustrados. Sr. Dragó ya no está usted solo... además, yo no tengo ningún reparo en acompañarles :-)... faltaría más. Hacedme hueco que voy.