El Fuego de tus Palabras
Cuadernos: Relatos para Scriptoria
Mundo Desierto (y V): Destino
Y ahora, antes de empezar... Pulsa aquí y lee con esta canción de fondo de Russian Red.
Y entonces miró con su único ojo al árbol, a lo que tú y yo sabemos que es un árbol, pero que él desconocía, no porque Nuno tuviera un único ojo, ni porque no pudiera distinguir el color verde de sus hojas, sino porque jamás hubiera imaginado que aquello era un árbol. Recordó las palabras del escorpión, aquellas que decían que las cosas aparecen en los momentos menos oportunos.
Y como no obtuvo respuesta se sentó a su sombra, a esperar algo, no sabía qué. Pero no importaba, porque en realidad poco importa cómo se llamen las cosas o las personas, o el nombre que le hayan dado nuestros antepasados, o incluso el que queramos darle nosotros en el momento en que las encontramos por primera vez porque, lo que verdaderamente importa, es tenerlas cerca si son agradables. De modo que eso hizo Nuno: mantenerse cerca. Porque es lo que nos suele dar calor, y esperanza.
Y de ti depende continuar esta historia, porque todavía no hay, ni habrá, nada que te impida ponerle un final, tu final, a este cuento.
Cuadernos: Cuentos Infantiles
Mundo Desierto (IV): Silencio
Continuó caminando.
Cuadernos: Cuentos Infantiles
Mundo Desierto (III): Rosa
Transcurrieron unos días, sin otra cosa que hacer que subir y bajar dunas, cuando al amanecer del sexto día el pequeño cíclope encontró algo en su camino.
―Hola―dijo esperando que aquello hablara, pues no sabía qué podía ser.
Una ráfaga de viento serpenteó baja y levantó un remolino de arena de una duna cercana.
―Hola―volvió a decir.
Y la flor no contestó. Porque aquello que había encontrado Nuno y que había crecido en mitad de aquel Mundo Desierto era una rosa de color azabache y arena, tostada por el sol de aquella mañana. Pero él no lo sabía porque nunca había visto ninguna flor, así de triste había sido su vida. Aquella era una espléndida rosa del desierto, que había crecido allí, en mitad de la nada, sin agua. Porque a veces ocurría maravillas como aquella en nuestras vidas: que crecemos y nos abrimos camino en territorio adverso, por encima de cualquier cosa, sacando fuerzas de donde creemos que ya no hay nada.
"¿Será esto un árbol?" se preguntó Nuno. Pero descartó la idea al comprobar que no poseía ningún color que desconociera. Y los árboles, eso había leído, tenían hojas verdes. Además, no había atravesado ninguna barrera contenedora, aquella de la que hablaban Los Ancestros. "¿Cuánto quedará para llegar a ese límite del desierto?" se preguntó.
Y nadie... ni la rosa ni el viento le respondieron.
Cuadernos: Cuentos Infantiles
Mundo Desierto (II): Scorpio
Al amanecer ya había dejado atrás un par de aldeas abandonadas cuyos habitantes se habían convertido en estatuas de piedra, pues éste era el destino final de todos los cíclopes cuando llegaban a la edad de mil años. El sol había tomado cierta altura y ya comenzaba a dorar las dunas del color del pomelo. Pero esta comparación, la del pomelo, sólo nos sirve a nosotros, ya que ni Nuno ni ninguna criatura de Mundo Desierto había visto nunca un pomelo, o una naranja.
Nuno le ordenó a la lombriz que se detuviera y le dio instrucciones para que regresara al Poblado. Había decidido continuar a pie porque desconocía los peligros que podría encontrarse a partir de entonces y no quería poner en riesgo la vida de su montura, apreciaba la vida de la lombriz, y la de cualquier animal, tanto como la suya, y jamás se perdonaría que otros la perdieran por una mala decisión suya o por cualquier capricho.
―¿Qué haces?―preguntó el arácnido.
―Camino.
―No huyo. Busco...―dudó un instante―un árbol. ¿Sabes qué forma tiene?
―¿Buscas? No lo hagas. Las cosas aparecen en los momentos menos oportunos y acaban teniendo la forma que tú quieras darles. Mírate, nadie me hubiera dicho hace un momento que aparecerías de detrás de esa duna. Estás perdido.
―No lo estoy, camino hacia el este.
―¿Por qué? ¿Te has hartado del otro lado del Mundo?―insistió el escorpión.
―Tú eres muy complicado―dijo el escorpión. Decidió no picarle, pues no le gustaba la carne de cíclope, así que comenzó a escarbar con sus patas hasta enterrarse y desaparecer bajo la arena.
Cuadernos: Cuentos Infantiles
Mundo Desierto (I): Nuno
―Es muy simple, Nuno. No vas a poder encontrarlo porque... sencillamente, no existe. Eso sólo ha estado en la imaginación de los Hombres Antiguos. Son patrañas de cuento, locuras de antepasados. Y no vas a ir a ninguna parte, no hablemos más del asunto.
Así de rotundo había sido su padre una vez más. Y Nuno volvió a su habitación de barro, piedra y arena, pensando que quizás él tenía razón, que no había nada más allá del Poblado Central, sólo algunas aldeas abandonadas y, en la frontera del Desierto, la barrera circular que los rodeaba, la Contenedora de Vientos y Tormentas, separando como un muro aquel Mundo Desierto de aquello que hubiera detrás, la Nada, como así la llamaban desde antes de que su padre o su abuelo nacieran. La Nada o todo el caos y catástrofes, cuales fueran que pervivieran tras ella.
Pero él lo había leído. Había leído con su único ojo los grabados de la Piedra Ancestral, y los Antiguos habían dejado por escrito que existían maravillas más allá de aquella barrera contenedora. Y entre ellas... árboles, con hojas de color verde. Y Nuno desconocía cómo podría ser un árbol, o una hoja, porque nada más se decía sobre ellos en aquella piedra. Ni tampoco podía imaginar cómo sería el color verde. Su mundo se reducía a una pobre gama de tonalidades de arenas y piedras. Todo era oscuro y ceniciento, y mecánico, hasta el impulso sexual del acto de amar de los seres vivos de aquel Mundo Desierto se llevaba a cabo por imposición, por costumbre.
Procreaban por miedo a la extinción, no por amor, y el miedo no es un agradable compañero de viaje, ni siquiera para los cíclopes.
Al menos... eso había pensado Nuno siempre.
Cuadernos: Cuentos Infantiles
Ya está ¿para qué más?
Cuadernos: Relatos para Scriptoria
Guardo Un Grato Recuerdo
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Si Por Mí Fuera...
Cuadernos: Rompiendo Relojes
No Me Importa Que Estés Rota (y 3)
(Puedes leer la primera parte de este escrito, la segunda, o bien puedes pulsar aquí, y oír Don´t Worry 'bout Me en la voz de Billie Holiday mientras sigues leyendo esta última parte)
Nunca me importó que estuvieses rota, pero... como dice la canción... 'No te preocupes por mí, sólo olvida lo sucedido esta noche, sé feliz, y seguiremos siendo amigos'. O no.
Cuadernos: Relatos para Scriptoria
No Me Importa Que Estés Rota (2)
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
No Me Importa Que Estés Rota
Hasta rota, como tú dices, comenzaría por tu boca, como si fuera mi primera vez y la tuya, y cuando calme mi hambre de saberte conocida pasaría las yemas de mis dedos por la superficie curva de tus hombros desnudos. Trazaría pequeños círculos. Es una de las pieles que él ya no te toca ¿verdad? Al menos no así.
Te mentí, te dije que no me mirases más esta noche pero... tú sigue. Rómpeme, y no pares de hacerlo.
Cuadernos: Relatos para Scriptoria
Como el Fuego adentrándose en el Mar (revisitación)
Cuadernos: Relatos para Scriptoria
Como Dos Granos de Arena
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
No Hay Día Gris...
-¿Ves? No hay día gris, en todo caso... mal enfocado.
-Pues ven, acércate, y enfócame el día con tu desnudez.
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Otra Vez Esa Sensación...
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Sobre el Falso Ímpetu de Callarme la Boca
Cuadernos: Relatos para Scriptoria
El Final de Nuestra Historia
Y el final de nuestra historia se ha reducido a sólo esto:
Mientras tú sigues tirando puñales
yo pinto paredes del color de una playa,
de las pieles que nos tocamos.
Tu reloj ha marcado la hora de olvidarme.
Míralo...
... de una puta vez.
Es hora de que yo salga del agujero donde me dejaste
y tú te apartes del borde
y regresemos.
Tú a tu botella,
yo a darle cuerda al reloj de mis besos.
Otra desatará mi tempestad de arena,
Otra, tú... ya no.
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Corazón Art Déco
"Pero... ¿Cuánto dura el enamoramiento?" preguntaste.
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Sobre la Terrible Idea de No Encontrarte (III)
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Sobre la Terrible Idea de No Encontrarte (II)
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
Sobre la Terrible Idea de No Encontrarte
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes