Entre ellos:
En fin... quiero que sepáis que los personajes de mi novela me siguen acosando y me despiertan temprano los fines de semana (si no ellos el taladro del vecino) para que yo siga escribiendo sus vidas. Lucía me sigue rogando que me meta en su piel para sentirme igual de ultrajado que una mujer que ha probado las hieles del maltrato, Amadeo me suplica para que le divierta, le haga recordar lo olvidado y le aparte de su particular calvario, Samuel... bueno, Samuel está siempre queriendo que me vaya de juerga con él y que siga oyendo sus historias... pero ahora es el que menos me preocupa. Además no es mi alter ego :)
Muchos que leen Scriptoria me dicen que, de ninguna manera, me debo sentir un escritor frustrado. Pero entended que son mis personajes los que hacen que me sienta así y no mi forma de escribir, con eso, por ahora, estoy contento. Ellos son como animales feroces hambrientos que no me dejan en paz y siempre quieren más y lo mejor de mí. Y no les puedo, ni les quiero, abandonar. Hasta que no termine de parirlos seguirán siendo míos y tendré que seguir cuidando de ellos.
Por cierto, el Viento de Cambio que sopla con más fuerza es que me cambio de trabajo en unos días ;) Me da un poco de pena... pero sólo por tener que dejar atrás algunos compañeros de trabajo de los buenos, de esos de los que te hacen olvidar los malos momentos con muchas pinceladas de afecto y unas risas. Espero que sólo queden detrás los compañeros, no las personas. A esas desearía seguir conservándolas.
Y procuraré no abandonar Scriptoria. Promesa :D