(Lee mientras pulsas aquí y oyes de fondo a Annie Lennox con su I Put A Spell On You)
Ya te lo había advertido, que esto era distinto a todo lo que habías visto antes, no tiene nada que ver con las demás cuestas que has subido. Y como sé que te gusta subir cuestas... por eso quería traerte aquí, porque la belleza de esta duna es... como la tuya, como de otro planeta.
Ahora llegaremos a la cima, y nos revolcaremos entre toda esta arena, como si fuéramos dos gigantescos granos dentro de un reloj de cristal que se acaba de romper, y caen, uno encima del otro, rodando como corazones de piedra en un indescriptible baile bajo este sol de Bolonia.
Y el grano que soy yo me detendré en tu sonrisa cuando nos encallemos en la ladera, y recordaré en ese momento lo rápido que fue empezar a quererte y lo lento que me resulta separarme de ti, porque no lo he hecho, porque, aunque estemos aquí, juntos, una parte de mí todavía sigue de pie sobre aquel andén de nuestra primera despedida.
*foto: AdR, atardecer sobre la duna de Bolonia.