... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Para Siempre

El relato Para Siempre, se ha escrito con los comentarios que los lectores de Scriptoria han dejado en esta misma entrada al oír esta pieza musical a piano.

Música: Forever (Queen)




El Reloj Sin Agujas


"Un día el relojero abrió el cajón y vio que se había quedado sin manecillas, así que acabó su trabajo sin ellas. Luego colocó los relojes en las paredes y en los estantes como si fuesen relojes completos, normales. Esa misma tarde una chica entró en la tienda y le dijo:

- Necesito un reloj que marque mis horas como los latidos hacen bailar a mi corazón.
- Éste hace eso que dice - dijo el relojero acercándole uno del estante.
- Pero... ¡si no tiene agujas!.
- Pero hace tic tac.

Y ella se lo acercó y oyó latidos. Pagó lo que el relojero le pidió por él y al llegar a casa lo colocó frente a su cama, justo sobre un tocador que guardaba sus pinturas de ojos, el carmín de sus pasiones, los pinceles de ausencias, lacrimales de anhelos... y demás ilusiones olvidadas. Ella miraba al reloj y este no le devolvía nada, pero cuando se acercaba lenta y silenciosa y ponía la oreja sobre la esfera oía los latidos de esas horas... esclavas, prisioneras entre las ruedas de un mecanismo que ella imaginaba inservible.

Se obsesionó.
Se puso una mano en el pecho y no oyó latir su corazón.
Enloqueció.
Porque pensó que aquel reloj le había robado lo que durante tanto tiempo había añorado...
... el amor.

Cogió el reloj con ambas manos y lo miró de frente. Y gritó:

- ¡Maldito! ¡Devuélvemelo!.

Lo apretó contra su pecho, lo arañó, intentó arrancar su esfera desnuda y conseguir el amor pero... le fue imposible, así que finalmente lo lanzó contra la pared. El reloj rebotó y, antes de caer al suelo y hacerse trizas, hizo tic tac durante un segundo, durante un solo segundo...
... y luego murió."

*foto de aquí

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El título de este relato lo he tomado prestado. Léelo en el primer comentario (... y otra cosa más).

El Juego de los Dados Planos


(Creo que este relato cobra vida si lo lees mientras escuchas esto)

"Cuando iba a ver a mi abuela después del colegio y no encontraba a mi abuelo sentado en su butacón ella me miraba y decía:

- Está en el bar de abajo, jugando con los hombres.

Así que al salir me pasaba por el bar a ver a mi abuelo. Pero entraba con mucha cautela, como en una iglesia, porque mi abuela siempre me decía que no debía molestar a los hombres. Ya sabéis... cosas de antes. Supongo que por eso siempre he conocido más la historia de mi familia por los ojos de sus mujeres.

Cuando mi abuelo me veía llegar me sentaba a su lado, sonreía y les decía a todos:

- Este es mi nieto, el único varón.

Y comenzaba a mezclar con las palmas de sus manos aquellas piezas vueltas del revés, de un negro desgastado. Hacían un ruido ensordecedor sobre la mesa, a mí me parecía muy desagradable. Luego cada uno cogía unas cuantas y mientras las colocaban en fila se hacía el silencio.

- ¿Quieres un vasito de mosto?.

Y yo negaba con un movimiento leve de cabeza. Entonces, uno de aquellos hombres ponía la primera pieza sobre la mesa y yo preguntaba:

- Abuelo, ¿por qué estos dados son planos?.
- No son dados, hijo. Este juego se llama dominó.

Y yo memoricé el nombre, pero tardé en comprender por qué se llamaba así. A mí me gustaba pensar que mi abuelo se había guardado otro de sus cuentos: que alguien había cortado a tiras los dados para ver lo que escondían dentro y luego, viendo que estaban vacíos, los había guardado en una caja para que algún día mi abuelo y sus amigos lograsen averiguar sus secretos."

*foto: de una de las cajas para fichas de dominó que encontré de mi abuelo (AdR)

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Este relato acaba en el primer comentario

El Reflejo de Mis Ganas


"Tú esto no lo sabes pero... el otro día, mientras estaba encima de ti, follándote, giré mi cabeza, pegué mi cara a tu boca y me vi reflejado en el cristal de la ventana del dormitorio, y debajo de mi cuerpo desnudo estaba el tuyo, sufriendo las embestidas que le daba...

... rítmicas,
... con una fuerza de titán desmesurado,
... lentas,
... hondas,
... y luego rápidas,
... sobrado en ganas,

... en esas ganas que te tengo y no me guardo cada vez que te tumbo sobre tu cama. Me gusta ver desnuda tu piel blanca, me gusta verla manchada de mi sudor y mi saliva, recorrerla con mi lengua nerviosa, de tu coño a tu cara, y de tu cuello a tus nalgas...

... dejándola morir un segundo breve en tus hombros mientras mis dedos te comen por debajo.

Pero tú esto no lo sabías, que yo parecía un animal salvaje matándote a dentelladas, que te vi reflejada en el cristal de la ventana mientras te follaba, y que te vi llena, que te vi mía, y me dieron ganas de meterte cuatro dedos en la boca y de comerte esos labios que tienes, que a veces juegan con mis ansias...

... ganas de morderte y arrancarte a tiras parte de la cara, eso tenía.

...porque te vi llena,
... llena
y mía."

*la foto es de aquí, que no soy yo capaz de abrirme la cabeza así, no.

Descenso Breve e Indoloro


"El avión pasaba por encima de su cabeza como la mano consoladora de un padre. Y descendía con estruendo, asustando a las aves que volaban no muy lejos y que él divisaba al entrecerrar sus ojos. El sol del mediodía, poderoso emperador brillante, le cegaba en aquella mañana de Diciembre.

Alguien se acercó a él, lentamente; estiró un brazo y le ofreció una mano enguantada. No consiguió averiguar quién era ni adivinar qué demonios quería, ni por qué osaba distraerle en aquella hora tan ansiada en la que el vuelo de las 12:30, un A380, hacía aparición sobre aquel día en el que disfrutaba, por fin, del aire fresco y de la suave ventisca que se levantaba a casi 300 metros del suelo. El verano había llegado y algunas cosas ya empezaban a quedar atrás.

- Don´t look down - acertó a oír cuando el avión se alejaba -. I´m here to help you.
- Es inútil, no le entiendo. Déjeme tranquilo - contestó sin dejar de mirar al cielo.

Aquella voz no le dejaba disfrutar de su momento, de ver volar aquel avión tan alto, capaz de descender suavemente hasta tierra, como una pluma dejada caer por el viento. No comprendía cómo había llegado hasta lo más alto de la torre, ni por qué había acabado en Sidney, ni quién era aquella persona que le tendía la mano. Entre balbuceos consiguió hablar de nuevo:

- ¿Qué quieres? ¿Por qué vienes a molestar? Ni se te ocurra tocarme.

En el mismo instante en el que el avión tomó tierra con su tren de aterrizaje empezó a vislumbrar su situación, empezó a comprender el porqué de su ascenso, y por qué lo había aplazado tanto. Pronto, como si despertara zarandeado por su propia conciencia, por la urgencia de resolver un asunto pendiente y muy importante, miró a su alrededor... una manta, varias cajetillas de Lucky Strike, el brillo de cristales rotos, botellas de whisky vacías, la foto de una mujer... pegada torpemente a un murete, cuyos cabellos todavía parecían ondear como una bandera.

Más allá, la ciudad viva, el correteo de los coches como pequeños animalillos de metal, el fulgor del sol reflejado en las ventanas de los edificios, el ajetreo de gente por las calles céntricas, camiones de bomberos, rotativos de policía, los toldos anaranjados de los apartamentos...

Más abajo, el suelo recién regado, cada vez más cerca; el alcantarillado, el mito de los cocodrilos que viven en las tripas de las ciudades, las ratas, los estratos de la tierra como capas de bizcocho de una tarta; el núcleo del planeta, hecho en parte de hierro líquido, igual que el corazón de un hombre, igual que el fuselaje de los aviones."

(Texto: Iván)
*foto de aquí

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¿Y quién es Iván? Léelo en el primer comentario

Sobre el Delirio de Volver a Verte


"Me despierto saboreando tu piel en mi último sueño.
No me muevo.
No puedo.
Me pesa el pecho y las ganas de caminar se fueron.

Hago un esfuerzo.
Me levanto y veo tu sonrisa reflejada en mi espejo.
Meto mis dedos por entre mis cabellos, creyendo que son los tuyos, con su olor durmiendo entre mis besos pretéritos.

Me siento y escribo.
... escribo.
... me escribo.
... te escribo.

Pero mis palabras son incapaces de formar ante mí tu cuerpo.
Emborrono la tinta, me como mis textos, los apuñalo a plumazos y sangran...
... tequieros.

Me los bebo para que no escapen por entre mis dedos.
Las naúseas de tu ausencia recorren mi garganta, raudas a suspiros y desalientos.
Me quedo los tequieros y vomito mis cuentos.
Y sus personajes se levantan del suelo, aturdidos, soñolientos.
Con hambre de ti, de tus abrazos y de tus besos.

De una almohada vacía y huérfana de tus cabellos tersos se levantan mis ganas de volver a verte de nuevo.
Delirio estampado de rojos y negros.
Así son mis días sin ti...
... sin tus besos."

*foto de aquí

Caperucita y El Lobo... Titiriteros


Los niños irrumpieron en vítores al comprobar que Caperucita y su abuelita salieron sanas y salvas. El titiritero salió a recoger monedas y aplausos y, entre bambalinas, charlaban exhaustos Caperucita y el Lobo.

- Joder, tío, estoy hasta el coño de esta mierda ¿sabes que me han vuelto a recortar el salario base? - dijo mientras intentaba encender un porro.
- Sí, Cape, a mí también. Y yo pluriempleado... estoy en tu cuento y en el de Los Tres Cerditos... ¿así cómo quieren que tenga tiempo para la conciliación de la vida familiar? - se lamentó el Lobo.
- Te jodes. No haber nacido Lobo, capullo. Y usa preservativo, o no folles tanto.
- ¿Por qué no dejas de fumar eso? - dijo el Lobo señalando el peta.
- ¿Por qué no me dejas en paz y te metes la lengua en el culo?.
- Si lo digo por tu bien... - dijo el Lobo bajando las orejas.
- Me tienes que pasar más de esta mierda. Se me está acabando - le ordenó Caperucita mientras una nube de humo les envolvía.
- ¡Y lo llevas en la cestita! - exclamó el Lobo al ver que la bolsa de piedras sobresalía por un borde de la cesta.
- ¡Toma, claro! A ver si te has creído que llevo las galletitas para mi abuelita. Este vestido tiene cosidos todos los bolsillos, y paso de meterme la bolsa por el culo. Acuérdate de lo que me pasó en aquel aeropuerto. Al poli le dio por cachearme a fondo y le puse de piedras y mierda hasta las cejas.
- Cinco años enchironada en aquella cárcel turca y aún no has escarmentado - dijo el Lobo negando con la cabeza-. Hasta retiraron tu foto de todos los libros de cuentos... desde luego...

Y por entre bambalinas asomó la cabeza de uno de los cerditos de otro cuento. Cuando Caperucita lo vió montó en cólera:

- ¡Tú! ¡Hijo de la grandísima puta! ¡Desaparece de mi vista! ¡A la voz de ya!.

El cerdito huyó como alma que lleva el diablo y el Lobo preguntó:

- Pero Cape... ¿qué te ha hecho el cerdito de la casa de madera?.
- Ese hijo puta - comenzó diciendo mientras se arrancaba a pellizcos unos cuantos pelos de las piernas - aprovechó uno de mis descansos para meter sus sucias pezuñas de cerdo en mi cesta y birlarme casi cien gramos de la mejor farlopa que ha cruzado el Atlántico en los últimos treinta años.

El Lobo permaneció en silencio.

- Si le pillo haré de él un buen montón de salchichas grasientas y las repartiré entre los niños.
- Por Dios...
- De algo tendrán que morir...

*imagen: dibujo de AdR... a la edad de 7 años

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Y en el primer comentario... libros

Beso en Cautiverio

(cautiverio.
1. Privación de libertad en manos de un enemigo.)


"Le dio la vuelta al reloj y la arena comenzó a caer de nuevo, lenta primero, como intentando cabalgar a buen ritmo en el vacío, y rápida después, confiada en su tiempo.

- Cuando el último grano caiga la veré - se dijo él.

Y recordó su pelo ondeando al viento. Y sus ojos, preciosos, casi negros. Y los granos seguían muriendo, cayendo unos tras otros en minutos que parecían eternos, mientras él fijaba su vista en la estrechez del cristal que hacía de embudo del tiempo.

Pasó el último grano y se quedó en péndulo. Pero el tiempo enemigo parecía seguir transcurriendo dentro. Así que el grano de arena petrificó en roca, y luego en gota de oro, y con un brillo angustioso tornó a su negro de ojos.

Y acabó quedándose en fa sostenido dentro del vacío del cuenco de cristal invertido...
... suspendido en péndulo.

Entonces ella apareció a su lado y, para romper el sortilegio, susurró que le echaba de menos...
... y le dio un beso."

Imagen: Reloj de arena (Francisco Cruz de Castro)

De la Mar al Papel

(Si quieres saber de donde vienen los cuentos... lee antes Del Papel a la Mar. Si sólo quieres sentir... sigue leyendo)

Pulsa Play para oír de nuevo Nuages (de Django Reinhardt) Sin él, este cuento no es nada.

"Las nubes de la playa no tardaron en ponerle nombre a la lluvia, la llamaron Nostalgia, y el viento susurró el anuncio de una llegada inesperada, extraña, junto a su ventana. Él se levantó, más cansado de lo habitual, sobrepasado ya el mediodía. Se puso lo primero que vio en su armario y se encaminó a la playa con paso lento, sin apenas peinar sus cabellos.

Era invierno y la arena vestía de color tierra mientras las barcas dormían volcadas esperando el buen tiempo. Una lengua tranquila de agua salada acariciaba a las barcas, dejando a su paso melenas de caracolas, de conchas y algas.

Miró al horizonte y vio a su flota de cuentos en blanco, que se acercaban lentos, navegando sobre una cama encrestada de espumas. Se sentó junto a una de las barcas y expuso sobre la arena su lienzo vacío y los pinceles del alma.

Esperó.

Y cuando el agua alcanzó a la barca la flota de cuentos subió, como por arte de magia, desde la popa vuelta del revés a la espina de madera herida y cascada. El papel de los cuentos enteló en cartón blanco a la barca...
... cubriéndola por completo...
... durmiéndola a nanas.

Entonces el pintor mojó los pinceles en sus ojos en lágrimas y, sobre el lienzo de arena, volcó el retrato de la cuna de cuentos que le había regalado a la mujer que amaba."


*imagen: la cuna volcada al lienzo del cuentacuentos (AdR).

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Aclaraciones en el primer comentario

Del Papel a la Mar


Dale al Play porque este cuento, sin esta música: Nuages (Django Reinhardt), no suena igual.

"Ella se enfundó su vestido negro de gala, tacones altos y gafas de sol. Sin maquillaje, y el pelo suelto en cascada. Tendió su mano buscando una más pequeña, una por la que circulaba su misma sangre, y dijo:

- Vamos, nene, vamos a hacer barcos de papel.

Cuando llegaron a la orilla abrió una caja de madera ribeteada con las risas de él. Y comenzó a sacar pliegos manuscritos en tinta negra, oscura, de trazos largos y sinuosos, durmientes en tazas de té. Miró a su hijo y sonrió. Y el nene dijo:

- Mami, ¿qué vas a hacer con tus cuentos?.

Entonces ella acercó con delicadeza el borde de uno de los pliegos a la superficie calmada del charco que era su mar, y cuando el pliego se empapó se contrajo en un pequeño barco de papel.

- ¡Halaaa! - exclamó el pequeño -. ¿Cómo has hecho eso?.

Volvieron a sonreir y, juntos, emprendieron la tarea de dar a luz una flota de cuentos de papel. Pero a veces el viento les arrebataba de las manos un pliego y lo convertía en pájaro y, al caer al agua... en barco.

- Más, más... - pedía el nene.

Y ella pareció apagarse por momentos.
Cuando todo acabó se quedaron mirando al horizonte soleado, con los barcos flotando sobre los destellos dorados del agua.

- Mami... ¿y adónde irán ahora tus cuentos?.
- No lo sé, nene, puede que al país del cuentacuentos - dijo sonriendo."

*foto de aquí

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El final muy pronto en... De la Mar al Papel