Y el final de nuestra historia se ha reducido a sólo esto:
Mientras tú sigues tirando puñales
yo pinto paredes del color de una playa,
de las pieles que nos tocamos.
Tu reloj ha marcado la hora de olvidarme.
Míralo...
... de una puta vez.
Es hora de que yo salga del agujero donde me dejaste
y tú te apartes del borde
y regresemos.
Tú a tu botella,
yo a darle cuerda al reloj de mis besos.
Otra desatará mi tempestad de arena,
Otra, tú... ya no.
*foto de aquí.
6 Comentarios | Escribe el tuyo:
En realidad... a eso se reducen todos los finales ¿no?. Relojes que se paran y otros a los que toca dar cuerda...
El reloj de los besos... qué buen reloj ese... :D
Cuando una historia se acaba, la indiferencia es la mejor arma. Genial como siempre ;)
Y es que no hay final bueno; de lo contrario no hablaríamos de un final, sino de una pausa...
Abrazotes.
Está bien ser consciente.
De eso,
del final.
Me alegro de haber pasado.
Muy bueno. Tristemente de las cenizas surgen escritos como este.
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