(Pulsa aquí y deja que Dizzy Gillespie te guíe en la lectura con su Girl of my dreams)
He estado buscándote en aquel lugar donde servías platos. No creas que volví al día siguiente de verte por primera vez. Antes de hacerlo esperé una semana, y es extraño, porque nunca olvido una cara, pero esa condenada semana resultó ser el tiempo suficiente como para olvidarme de algunos de tus rasgos, pero no de la increíble sensación reconfortante que significa estar a tu lado, o de esa bonita forma en que movías tus labios cuando me hablabas.
Volví al lugar donde servías esos platos. En tu lugar había otra chica, no se movía como tú entre las mesas, ni con tu sonrisa ni con tu gracia. No me preguntes cómo supe, sin recordarte, que no eras tú, pero me conozco y sé reconocer mi hogar cuando me doy de bruces contra él. En tu sonrisa estaba, mi acogedor hogar, y también lo reconocí en esa jodida manera que usaste para seducirme con un guiño y una nube de humo.
Una putada, porque con lo que odio el tabaco... el humo, viniendo de ti, me pareció una caricia y el guiño un gancho de izquierda partiéndome la cara.
Esto no puede quedar así. Volveré a buscarte el próximo fin de semana.
*foto de aquí.
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Esa gente que en ocasiones nos cruzamos, en el Camino, y que siendo tan importantes para nosotros (o no) jamás volveremos a ver... y es duro que deba ser así.
Abrazotes.
Ooohhhh qué bonito... Y qué familiares me resultan esas... "sensaciones" que describes... Llevarte "x" días sin ver a alguien (o más bien a "ese alguien" en quien crees haber encontrado tu hogar) y pensar justo eso. Que no te acuerdas de su cara. Al menos no bien. Y no quieres no acordarte, porque no quieres olvidarle. Así que haces un esfuerzo por recordar. Si tienes fotos suyas, buscas alguna y le miras. Intentas darle vida. Casar la imagen con algún gesto que recuerdas. O a la inversa. Intentas evocar un gesto, una expresión, una sonrisa... a partir de la imagen. Cuando no tienes ni foto la labor resulta doblemente complicada... Porque tienes que recordar sin ayuda. Y, a veces, se te mezclan las caras o los gestos con los de otras personas y ya dudas hasta de si era "así" o "asao"... Y es triste caer en la cuenta de que, con independencia de que lo queramos o no, el tiempo nunca pasa en balde... Pasa asolando recuerdos, personas, gestos, conversaciones... Se lleva cosas que creíamos que no olvidaríamos nunca... En el mejor de los casos te deja un vago recuerdo muy general. Sabes que te gustaba su sonrisa, pero intentas recordarla y no te viene. O que te gustaba la colonia que usaba, pero no recuerdas su olor... Y entonces recuerdas con más pena si cabe que, hubo un tiempo, en que hasta te girabas por la calle cuando te pasaba alguien por al lado y reconocías su olor... No se puede dejar de ver durante "tanto tiempo" (y lo pongo entre comillas porque el tiempo también es muy relativo) a las personas que sentimos importantes. A menos que, pese a lo importante, hayamos decidido que "lo mejor" (esto también es relativo) es que no estén en nuestras vidas. El tiempo nunca une. Enfría, distancia, borra. Así que, salvo que eso sea lo que queramos, lo suyo es que busquemos, como hace tu protagonista, a la otra persona nada
más empezar a sentir que se nos olvida.
Otra sensación familiar ha sido la del saber que alguien no es otro aún sin recordar nitidamente a ese otro... También yo creí una vez que sería capaz de reconocer a una persona en cuestión si me lo cruzaba por la calle aún sin saber cómo era... Falsas ilusiones (o no) del enamoramiento...
Besitos ^^
Pero... No vuelvas a esperar una semana
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