-¿Ves? No hay día gris, en todo caso... mal enfocado.
-Pues ven, acércate, y enfócame el día con tu desnudez.
(Y así es como se empiezan a romper los relojes)
*foto de aquí.
... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.
-Piedra y la chica de ojos azules-
Cuadernos: Relatos para Scriptoria , Rompiendo Relojes
1 Comentarios | Escribe el tuyo:
Me gusta desvanecer los días grises en los brazos de un cuerpo conocido.
Hermosa imagen,
Saludos desde el telón de la luna
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