Lo intento pero... ya no consigo romper el silencio del primer café de la mañana con tus buenos días.
No estás.
Y ya no recuerdo en qué punto nos perdimos.
Pero quiero que sepas que, si por mí fuera, no me quedaría ni un milímetro de tu boca por comer en cada una de nuestras nuevas despedidas.
*foto de aquí.
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Buah... Esta es una de esas entradas en las que escribes cosas tan bonitas y con tanta rotundidad que piensas: jo-der. Así, en dos palabras, que decía aquel xD. Y es que da hasta apuro decir algo por si acaso metes la pata comentando una entrada que, quizás, tiene "destinatario".
Pero hoy me voy me voy a saltar el silencio que me guardo otras veces (que me disculpe la posible destinataria, en su caso), para decirte que lo que acabas de escribir en tan pocas líneas es jodidamente precioso. Y que, a veces, sólo a veces, merece la pena (y mucho) romper el silencio. Sobre todo si es para decir algo así. En tu caso no se cumple eso de: no hables si lo que vas a decir no es más bello que el silencio :D. ¡Así que habla o, en tu caso, escribe, hijo mío! Que así da gusto... Ya quisiera yo que me dijeran alguna vez algo así (aunque fuera de mentira... jajajaja). Pero es que corren unos tiempos tan malos que yo creo que ni de mentira se les ocurre decir algo así. Ni les sale ni se les pasa por la cabeza, vamos... :P
El "problema", a veces, es que uno no sabe cuándo está siendo pesad@ o no. Y, a veces, se guardan muchos silencios que cuestan la vida tontamente por no molestar o no incomodar. Y es que sólo podemos responder por nosotros mismos. Un@ sabe lo que le apetecería hacer o decir, a quién le apetecería ver o con quién le gustaría estar en un momento determinado. Pero claro... eso no implica que sea recíproco. Y entonces llegan todos los "y sis". Y si... estoy siendo pesada, y si... no quiere verme. Y al final pues te callas. Sólo por si acaso xD jajajaja.
Así que no sufras que, igual, también, si por ella fuera... :D
Un besitoooooo. Un placer leerte. Como siempre ^^. Ya te echaba de menos...
Esos silencios infinitos, y esas despedidas que regresan como un boumerang. Seguiré viniendo.
Un saludo
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