(Si quieres leer el comienzo de este cuento... pulsa aquí primero.)
Y era cierto, en toda la llanura tan sólo había una roca.
Ésa.
La roca le devolvió un silencio.
-Te has separado de tus hermanas ¿eh? ¿Tú también has venido a escuchar Historias? - acabó preguntando mientras se volvía a tumbar bocarriba en la alfombra de hierba-. Te llamaré Piedra. Ahora... escucha Piedra.
Y allí permanecieron juntas, escuchando el rumiar de las hojas, hasta que pasaron al menos un par de horas. Luego la chica se despidió de Piedra y de los Sauces Péndulo hasta la tarde siguiente.
Así transcurrieron semanas, meses... y cayeron las estaciones, unas tras otras, como las hojas lentas de un calendario de pared, como la leña crepita y se descompone en el fuego de una chimenea, y la chica de ojos azules volvía algunas tardes al bosque a escuchar Historias. A veces la llanura se cubría de un manto de nieve, o de niebla, o de agua de lluvia, y en aquellos días sus ojos se volvían de un gris tan claro e invernal que a veces parecían blancos.
-¿Te gustan las historias, Piedra? - preguntaba mientras seguía mirando hacia las ramas colgantes de los sauces.
Bocarriba, tumbada en la hierba, extendía un brazo y tocaba con la yema de sus dedos las hojas lanceoladas, aunque en ocasiones ni siquiera eso era necesario, sólo tenía que esperar a que el viento sacudiera las ramas y las hojas se balancearan hasta rozar su rostro.
-Me gusta que me hagan cosquillas, Piedra ¿Y a ti? Te hace sonreír. Tú... pase lo que pase, nunca... Nunca pierdas tu sonrisa ¿eh? - decía dubitativa, volviéndose hacia la roca muda.
Y ella nunca lo supo, porque no podía verlo, pero Piedra sonreía. Sonreía aquella última tarde, y había sonreído todas las pasadas en que había visto llegar a la chica.
2 Comentarios | Escribe el tuyo:
Por favor, por favor no le des un giro raro jajaja :P. ¡Está precioso tal como va!
Me cae bien Piedra ^^. Creo que yo también le hablaría aunque no le conociera de nada xD
Un besito ^^
Esta segunbda es genial. Te sigo...
Publicar un comentario