... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Alguien como Tú

Adele. 'Someone like you'

Ayer volví a soñar contigo. Y esta vez en mi sueño los coches podían volar. Así que, al amanecer, todos se montaban en ellos, arrancaban y éstos despegaban del suelo muy lentos, como si fuesen globos aerostáticos, y rápidamente se hicieron vías y carreteras imaginarias con trazados aéreos, tal y como aparecen en algunas películas de ciencia ficción. Y así circulaban todos, felices, unos tras otros. Y el cielo se llenó de vehículos, y el mundo se volvió desde ese momento... aún más loco.

Por la tarde me monté en mi coche para ir a verte, contuve la respiración, arranqué y comencé a conducir por la carretera. Mi coche resultó ser el único vehículo que aún circulaba sobre la superficie terrestre. Y el tramo de autovía de tres carriles por donde conduzco todos los días para ir a verte estaba desierto. Y yo sonreí mientras el sol comenzaba a hacerme daño, poniéndose de frente, sobre la línea del horizonte. Entonces fui aminorando nada más ver, al fondo, una pequeña figura en mitad de la autovía. Eras tú. Paré el motor a menos de cincuenta metros, me bajé del coche y caminé hacia ti. Y al anochecer hicimos el amor sobre el asfalto oscuro y caliente, mientras las luces de los coches circulaban, unas tras otras, varias decenas de metros por encima de nuestros cuerpos.

Y en mi sueño esto que he escrito fue nuestro primer encuentro, y desde el momento en que te tumbaste sobre la carretera y me besaste me volviste aún más como este mundo en que vivimos... aún más... loco.

*foto de aquí.

Como un león saliendo de la niebla

Konstantin Scherbakov. 'Piano Concerto No. 2 in G major, Op. 44: III. Allegro'

Está mal, lo sabes, pero no puedes remediarlo.

Él estuvo contigo cuando nació tu hijo, vuestro hijo, vuestro Tony. Él te acompañó en todo momento y estuvo contigo durante el parto, incluso empujó a aquel médico cuando todo se complicó y quisieron echarle del quirófano, él se quedó, vuestro hijo nació y en medio de todos los malos recuerdos... todavía, a veces, te viene la imagen de él, de tu marido, manchado de sangre, de tu sangre, desde la punta de sus dedos hasta la cara; acercándose y diciéndote al oído que el bebé está bien, que todo ha pasado. Así es él. Siempre ha sido así, como un león saliendo de la niebla más espesa.

Han pasado tres años de aquello pero lo recuerdas como si fuese el primer sorbo de cappuccino que te tomaste esta mañana. Es tarde, acabas de salir del mismo hospital donde diste a luz, en la 504 se ha quedado él, tu marido, quedan horas para la operación, pero tú te has ido, has dejado a vuestro hijo con tu madre. Nada más salir te montas en el primer taxi que ves y enciendes un cigarrillo, al decirle al taxista el nombre de la calle lo haces en voz baja y sin dejar de mirar tus manos, como si eso pudiera eximirte de tu pecado. El trayecto dura apenas cinco minutos, mucho más de lo que tardarás en sacar del bolso la copia de la llave del piso, atravesar la puerta, quitarte la ropa y revolcarte como haría una vulgar furcia con tu amante.

Está mal, lo sabes, pero no puedes remediarlo. Porque aunque nadie lo sepa... eres sólo una hija de puta más de las que caminan de puntillas por este mundo.

*foto de aquí